Año CXXXV
 Nº 49.475
Rosario,
sábado  11 de
mayo de 2002
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El ministro de Gobierno calificó de "irracional" a este tipo de medidas
La provincia advirtió a los piqueteros que tolerará más cortes de ruta
La policía desalojó ayer sin incidentes los tres focos de protesta instalados enlos accesos a Rosario

Diego Veiga - Pablo R. Procopio / La Capital

"No vamos a aceptar los cortes de ruta, la gente tiene que poder trasladarse e ir a trabajar". De este modo, el ministro de Gobierno provincial, Esteban Borgonovo, dejó en claro ayer cual será la posición que se adoptará de aquí en más si algún grupo de manifestantes vuelve a instalar piquetes en los accesos a la ciudad. El funcionario garantizó el libre tránsito y calificó a los cortes totales de ruta de "medidas irracionales". La policía desalojó ayer a primera hora, y en cumplimiento de una orden judicial, los tres focos de protesta que obstruían los ingresos a la ciudad. Los piqueteros se retiraron sin que se produjeran incidentes.
El titular de la cartera política remarcó que "el gobierno va a hacer cumplir la ley. Cualquiera que sea el sector de la sociedad que adopte actitudes extremas e irracionales que perjudiquen al resto, será responsable de las medidas que se adopten para corregirlo", aseguró.
El funcionario indicó además que desde el gobierno provincial existe la "obligación" de garantizarles a los rosarinos que la ciudad no volverá a quedar sitiada.
En tal sentido, dijo que "es inadmisible que Rosario quede bloqueada por un corte total de ruta por tiempo indefinido. Esa es una situación ilegal e ilegítima, hay mucha gente que debe trasladarse para ir a trabajar y de este modo no puede hacerlo", señaló.
No obstante, Borgonovo también se preocupó por remarcar que "el gobierno es consciente de que se está viviendo un momento de muchas necesidades. Las estadísticas son terribles, la mitad de la población está en situación de pobreza y por eso se generaron nuevas partidas para atender la acción social y se multiplicaron las raciones alimentarias", explicó.
Pero a renglón seguido, subrayó que "los mecanismos de protesta no pueden ir en desmedro del conjunto de la comunidad", por lo que les pidió a quienes se encargan de organizar los piquetes que "eviten embarcar a la gente en posiciones extremas que se alejan de las soluciones y crean más problemas".

Una tensa mañana
El ministro de Gobierno hizo estas advertencias tras una jornada que pasó de la tensión a la aparente calma, luego de que los piqueteros levantaran los cortes en cumplimiento de una orden judicial, y frente a la presencia intimidatoria de la policía. Sin embargo, los manifestantes prometieron regresar (ver aparte).
Todavía no había amanecido y la gente dormía en decenas de carpas instaladas en los ingresos a las autopistas a Santa Fe y Buenos Aires, además de la avenida de Circunvalación y 27 de Febrero.
En plena oscuridad volvieron a instalarse las versiones del desalojo, pero los dirigentes de la Corriente Clasista y Combativa (CCC) y de la Central de Trabajadores Argentinos (CTA) no las tomaban en serio. "Son aprietes", decían al unísono los dirigentes Julio López y Luciano Orellano.
Pero el clima de tranquilidad comenzó a cambiar. Los uniformados, que durante las primeras horas eran pocos y estaban parapetados sobre una de las calles laterales del supermercado Libertad, comenzaron a multiplicarse desde las 7. Luego se dirigieron directo hacia el sector del piquete.
Casi simultáneamente, la situación se repetía en los tres puntos de concentración. Aunque en uno de ellos, el de la autopista a Santa Fe, el operativo se asemejó a una película. Los uniformados leyeron la orden de desalojo firmada por el juez correccional Daniel Acosta a través de un megáfono.
Los dirigentes piqueteros pidieron unos minutos para debatir con el resto. Y tras breves miniasambleas decidieron levantar la protesta.
De a poco, las carpas fueron desarmadas, las fogatas sofocadas y las cubiertas, ramas y alambres retirados para abrir el paso y liberar la circulación de autos.
Después de las 8, los vehículos comenzaron a transitar tímidamente esquivando los resabios de la protesta. A media mañana, la calma y habitualidad reinaban... ¿Por poco tiempo?



Pasadas las 7, los piqueteros pusieron rumbo a sus casas. (Foto: José Granata)
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