Año CXXXV
 Nº 49.472
Rosario,
miércoles  08 de
mayo de 2002
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Nixon y Kissinger fomentaron el golpe del 73 en Chile

Washington. - El ex presidente Richard Nixon reconoce que incentivó el golpe de Estado de 1973 en Chile y que intervino en las elecciones uruguayas para impedir el triunfo de la izquierda, según documentos divulgados ayer de los Archivos Nacionales de EEUU, que también vinculan a esas maniobras a su secretario de Estado, Henry Kissinger.
Los gobiernos electos de América latina y el Caribe son objeto de un trato desdeñoso por parte de Nixon, quien en una reunión con el primer ministro británico, Edward Heath, se jacta de haber provocado el fraude electoral en Uruguay por intermedio del gobierno dictatorial de Brasil, su aliado.
Respecto a Chile, el ex presidente estadounidense dice: "La izquierda tiene problemas. Están en marcha ciertas fuerzas que nosotros no desalentamos". Poco después, el general Augusto Pinochet, con ayuda de la CIA, derribó al presidente Salvador Allende, e instaló un régimen represivo que se prolongó hasta el final de los 80.

Diálogo franco con China
Los únicos que merecen elogios de Nixon son los gobernantes de China comunista. "Con ustedes hablamos con la franqueza con que no lo hacemos con ningún otro país", dice Kissinger a Mao Tse-Tung en febrero de 1973, un año después de la visita de Nixon a Pekín.
Las casi 100.000 páginas de documentos dados a conocer ayer se refieren principalmente a asuntos de seguridad nacional de los EEUU, según informó la agencia brasileña Estado. También muestran a Nixon y Kissinger como una dupla que se admiraba mutuamente y cuya visión del mundo oscilaba entre el pesimismo y la lucidez, a veces en una misma reunión, y hasta en una misma frase.
Un año después Kissinger dice a Mao que "no puedo saber lo que piensan los europeos (de la Unión Soviética). Pero además, no podemos hacer nada. En el fondo, (lo que piensan) es irrelevante". Nixon pasa de momentos de lucidez a desvaríos, sin solución de continuidad. En la reunión con Heath pronostica, con acierto, que los soviéticos firmarán los tratados de limitación de armas (nucleares), pero sin terminar la frase, lanza una arenga contra "los medios de comunicación, los llamados intelectuales que están contra nosotros", y califica a los que considera sus enemigos políticos de "confusos y frustrados". (Télam)


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