Año CXXXV
 Nº 49.472
Rosario,
miércoles  08 de
mayo de 2002
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Ratifican que se busca una solución equitativa para un problema complejo
El desagüe de La Picasa por el arroyo del Medio no provocaría perjuicios
Aseguran que no implica riesgos de salinización y se prevén trabajos complementarios para La Emilia

Silvia Carafa / La Capital

Aarón Castellanos. - La resistencia bonaerense al proyecto de drenar La Picasa a través del arroyo del Medio plantea una vez más lo inequitativo que resulta para la provincia de Santa Fe encarar el problema en forma unilateral. Según informes técnicos, la obra no implica riesgos de salinización y conlleva un trabajo complementario para La Emilia (Buenos Aires) que tiene problemas hídricos.
"Me gustaría explicarle a la gente de Buenos Aires que el agua de La Picasa no les va a traer problemas de salinidad", apuntó el presidente comunal de Aarón Castellanos, Eduardo Salleras. A favor de su afirmación citó argumentos prácticos: "Hoy la laguna tiene agua dulce, prueba de ello es la presencia de bagres y carpas, para desgracia de nuestro pejerrey"
Para Salleras si aún no se contaminaron las napas de Diego de Alvear, mal puede llegar a contaminar el curso del agua que tendría el drenaje hacia el arroyo del Medio. Además, recordó que cuando tiempo atrás se registró cierta salinidad en esa laguna, la misma no era perjudicial ya que permitía el desarrollo del pejerrey, además de que la hacienda consumió el agua y no tuvo malas consecuencias.
El jefe comunal de Aarón Castellanos no dejó de lado un detalle: "¿Cómo pueden decir que la obra del arroyo del Medio podría salinizar al Paraná?, hay que pensar bien las cosas antes de hablar", disparó, para agregar: "Nadie pretende que se inunde la gente que está aguas abajo, entiendo la preocupación de la gente de La Emilia, pero ellos pueden exigir que las obras estén reguladas y que de paso se les dé solución al problema de anegamiento que tienen", explicó Salleras.
Lluvias, suelos y factores agronómicos contribuyeron a formar en la Pampa Húmeda un escenario hídrico móvil e inédito, del que participan cuatro provincias, y que busca el declive natural del terreno a pesar de los amparos judiciales y de los lobbies que aspiran a desviarlo.
Sólo un 38 por ciento de la compleja cuenca de La Picasa corresponde a Santa Fe. El resto pertenece a Buenos Aires y Córdoba, que juntas suman el 62 restante. Hoy el espejo de agua de esta laguna ocupa unas 80 mil hectáreas, 15 mil de las cuales, pertenecen al territorio bonaerense. ¿"Qué pretende Buenos Aires?", se preguntan los productores del sur-sur santafesino, devenidos en dueños de un paisaje lacustre donde antes se mecía el trigo o el verde intenso de las hojas de soja.
La negativa de Buenos Aires a colaborar con la solución del problema que contribuye a formar no es la primera. Un año atrás, la Justicia se hizo eco del amparo solicitado por el intendente de Junín, Abel Miguel, y paralizó la obra de la alternativa norte para convertirla en un tajo inerte de unos cien kilómetros en el suelo santafesino. Pero paradójicamente, el máximo tribunal nunca se expidió sobre la inexistencia de un impacto negativo de esa canalización a pesar de las pruebas presentadas, ni respondió al pedido del gobierno de Santa Fe, que solicitó tapar los canales que desde Buenos Aires aceleran el agua hacia La Picasa.
Para los productores santafesinos, la provincia debió plantear varios años atrás una hipótesis de conflicto con Buenos Aires y Córdoba por el envío de agua. Desde esta última, el agua ingresa a través de Laboulaye, Melo, Rosales, Villa Rossi y Leguizamón, mientras que desde el territorio bonaerense lo hace por los distritos de Cañada Seca y Villa Saboya. Estos datos convierten al tema en un problema interprovincial. Después de trajinar reuniones y limar posturas, las tres provincias acordaron una solución de fondo: la llamada alternativa sur, una canalización de 150 kilómetros y dos embalses.

Frágil memoria
Si el problema es común, lo equitativo es que la solución también lo sea. En octubre del año pasado, las tres provincias involucradas acordaron, junto a Recursos Hídricos de la Nación, estudiar una obra complementaria: drenar agua de La Picasa hasta el río Paraná, a través del arroyo del Medio (límite entre Santa Fe y Buenos Aires a la altura de su desembocadura). La intención quedó plasmada en un acta en la que se acordó estudiar esta salida mientras el plan de la alternativa sur se hiciera realidad.



El agua dulce permite la proliferación de carpas.
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