Rodolfo Parody / La Capital
Detrás de la barra se agolpan los jóvenes que aún miran incrédulos cómo a pocos metros de sus hogares dos boxeadores se reparten piñas sin reparos. El otrora taller de chapería y pintura se inundó ahora de otros aromas, de cuerpos sudorosos y de golpes. Alanis Boxing Club (Rueda 2553) es un gimnasio que emergió en tiempos en que el boxeo rosarino está de capa caída. Pero ahí está, cumpliendo "el sueño de todo entrenador", según confesó su propietario, el director técnico Carlos Alanis. Para los golpeados por este sistema de exclusión es el ámbito en el que construyen con cada golpe la ilusión de dejar de ser los desplazados de siempre. El ring profesional de cuatro cuerdas, entarimado y con piso de goma es el orgullo de Alanis: "Para que el chico no sólo esté seguro cuando entrena si no para que se adapte a un ring profesional. Porque no es lo mismo que se entrene en un ring de dos cuerdas y luego tenga que subir a uno de cuatro, iluminado. Si no tenés experiencia, todo eso te inhibe en una pelea". Las siete bolsas y los espejos complementan el escenario, mientras Aladino, su hijo, y Sebastián Luján hacen guantes ante la atenta mirada de los vecinos que disfrutan del espectáculo gratuito. "El gimnasio llegó desde el cielo. En este lugar había un taller de chapería y pintura que cerró. Un chico estaba arreglando la persiana y yo pasé y me deslumbré porque enseguida imaginé el gimnasio que hoy tengo instalado. Lo vi tal cual está ahora", contó Alanis. Mientras reparte indicaciones junto a su ayudante Daniel Maidana tratando de contener a Alanis y Luján, que por momentos se pegan más de lo necesario, comenta sus perspectivas acerca del gimnasio que está afiliado a la Federación Argentina de Box. "Espero llenarlo. Tengo un montón de chicos. Vos viste como se armó el guanteo e inmediatamente se llenó de gente. Acá está abierto para todas las edades, ya sea mujeres y varones, tanto competitivo como no competitivo", comentó entusiasmado. Los más reconocidos que sudan a diario en el Alanis Boxing Club son Mary Potenza y Aladino Alanis, de quien su padre confía que pronto peleará por el título argentino y sudamericano de la categoría welter. Otros que complementan el staff de pugilistas son Sebastián Luján (5 peleas) y Sergio Benítez (1). "Es un gimnasio puro de boxeo, como el de los viejos tiempos, o como los hay en Estados Unidos, salvando las distancias. He visto a Tyson y a otros muy buenos boxeadores entrenar en un gimnasio como este. Los de Harlem, donde Tommy Hearns entrenaba, son ásperos. Cuentan con todos los elementos profesionales pero no son delicados porque este es un mundo aspero", describió Alanis para dejar bien en claro las características de su propio mundo. Ese en el que cada piña hace imaginar un mañana diferente.
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