El ex presidente Fernando de la Rúa fue beneficiado con la falta de mérito en el proceso penal por la violenta represión a manifestantes que enlutó su último día en la Casa Rosada, pero la Fiscalía (que formuló cargos contra el radical por cinco de los asesinatos perpetrados en las protestas) apelará la medida ante la Cámara Federal porteña. Paralelamente, ayer fue procesado por los crímenes el ex jefe de la Policía Federal Rubén Santos, quien ya cumplía prisión preventiva por la privación ilegal de la libertad de cerca de un centenar de manifestantes en pleno centro capitalino y ahora afronta una delicada situación: no sólo seguirá preso sino que sus bienes fueron embargos por 8 millones de pesos, y se arriesga a cumplir una larga condena si finalmente el caso llega a juicio oral. La jueza federal María Servini de Cubría sostuvo en cambio que aún "no existen elementos suficientes" para procesar a De la Rúa por los arrestos que se produjeron el 20 de diciembre pasado bajo el estado de sitio que había decretado el gobierno el día anterior. Idéntico criterio adoptó la jueza respecto del ex ministro del Interior Ramón Mestre. El detenido ex secretario de Seguridad Enrique Mathov continuará preso por los arrestos de aquel jueves 20, pero Servini no encontró evidencias para procesarlo por su responsabilidad en los asesinatos. De la Rúa, en tanto, si bien obtuvo un fallo a favor deberá defenderse ahora de la segura apelación fiscal ante la Cámara sin el patrocinio de su abogado, Virgilio Loiácono, a quien la jueza convocó a declarar el próximo 29 de mayo en calidad de acusado. Sucede que Loiácono se desempeñaba como secretario Legal y Técnico de la Presidencia cuando se produjeron los hechos que investiga Servini, quien ahora relevó al abogado de su función como defensor de De la Rúa y le atribuyó responsabilidad en los decretos que establecieron el estado de sitio. El ex jefe del Estado, quien ahora atribuye su dimisión a una conspiración política de sectores del PJ y la UCR, será representado en el caso por los abogados Zenón Ceballos y Miguel Almeyra. No obstante, ni De la Rúa ni Mestre fueron sobreseídos: es decir, continúan imputados en el expediente aunque no fueron procesados. Y los fiscales Luis Comparatore y Patricio Evers no sólo apelarán esa decisión de la jueza sino que insistirán en que ambos sean convocados a indagatoria bajo cargos de asesinato. Mathov seguirá preso al menos hasta que la Cámara Federal se expida sobre el primer procesamiento que le dictó Servini por las detenciones enmarcadas en el estado de sitio, que la fiscalía tachó de ilegal. Pero quedó por ahora al margen de la muerte de los manifestantes. Mucho más complicado es, en cambio, el panorama judicial del ex comisario Santos, quien desde ayer cumple prisión preventiva por los asesinatos de Gustavo Benedetto, Marcelo Riva, Carlos Almirón, Diego Lamagna y Gustavo Márquez, quienes habrían sido ultimados a balazos por efectivos de la Policía Federal. "Santos impartió un conjunto de directivas impropias e inoportunas que provocaron los acontecimientos", disparó la jueza, y aclaró que si bien Mathov "tenía el control sobre las disposiciones contenidos en la ley de seguridad interior", el secretario "no tuvo nunca bajo su cargo la dirección operacional de la fuerza policial". Y precisó: "El acusado, como jefe de la Policía Federal durante los sucesos, desplazó de sus comandos directivos no sólo a quien en ese entonces detentaba la jefatura de la Dirección General de Operaciones, Norberto Gaudiero, sino que también lo hizo respecto del Superintendente de Seguridad metropolitana, Raúl Andreozzi". "Las operaciones policiales llevadas a cabo el 20 de diciembre y su desarrollo estuvieron a cargo exclusivamente del jefe de la Policía Federal", insistió Servini. Y subrayó que "Santos desplazó de la conducción a jefes que eran los que naturalmente debían dirigir las acciones de los grupos que operaban en las calles". Sin vueltas, la magistrada dijo que "la responsabilidad de Santos no es ajena a las muertes y lesiones producidas" a escasos metros de la Casa Rosada.
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