Año CXXXV
 Nº 49.468
Rosario,
sábado  04 de
mayo de 2002
Min 13º
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cartas
Una situación penosa

Días pasados llegó a la escuela de mi hijo una invitación para todos los séptimos grados para participar de un baile organizado por una agencia de turismo de Rosario. El lugar elegido fue el boliche de Salta y Oroño, y el encuentro se realizó de 18 a 21. Hasta acá todo perfecto. Llegaron el día y la hora y acompañé a mi hijo hasta la confitería. Por supuesto que la cantidad de chicos era tremenda, ya que la invitación era para todos los séptimos de la ciudad. Quiero aclarar antes de continuar que mi hijo lo pasó muy bien y no hubo inconvenientes. Pero a lo que apunto es a la espera para entrar. Todos amontonados, como creo que pasa con los más grandes, empujándose, esperando en la cola, los vi tan chiquitos que me hubiera retirado más contenta si a medida que llegaban los hacían entrar. Por supuesto que no estoy de acuerdo en cómo se trata a los chicos más grandes a la hora de entrar a una confitería; mucho menos lo tolero si como en este caso los chicos tan sólo tenían doce años. Me hubiera gustado que el ingreso se hubiera previsto de otra manera. No sé, son puntos de vista que quería compartir con el lector. Como mamá sentí tristeza.
DNI 6.651.330


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