Año CXXXV
 Nº 49.468
Rosario,
sábado  04 de
mayo de 2002
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Una nueva Argentina es posible

Quizá nunca antes Argentina haya vivido momentos tan trágicos como los presentes. Un régimen de saqueo, entrega y corrupción destruye al país desde hace varios lustros generando una miseria espantosa en millones de argentinos y aniquilando la esperanza y el futuro de las nuevas generaciones. Magros sueldos y jubilaciones congeladas desde hace años más un incesante aumento de precios, sobre todo en los alimentos, llevan hoy la pobreza y la indigencia a cifras nunca vistas. Decir que cinco millones de personas carecen de lo mínimo para subsistir y que casi el 49 por ciento de los argentinos está en la pobreza son datos espantosos e inconcebibles producto de los gobiernos del "partido único con dos alas derechas": radicales y peronistas alternados en el poder, como dijera el jurista Salvador María Lozada. Mientras tanto el país producirá este año cerca de 100 millones de toneladas de alimentos primarios con los que se podría alimentar a 330 millones de personas. ¿Cómo explicar entonces que estemos como estamos, cada vez con más hambre y desnutrición? ¿Por qué persistir en el mismo rumbo que nos llevó al desastre y con los mismos personajes? ¿Por qué arrodillarse ante el FMI cuyas recetas son el ajuste y la miseria sin fin? El asistencialismo de Duhalde sirve de muy poco pues no alcanza a todos y, además, lo devora la inflación. En este abrumador presente sólo hay inequidad social, injusticias y desesperanza. Nuestras desgracias no son por cataclismos naturales; es la obra de malos gobiernos y peores políticas económicas donde siempre prevalece pagar la impagable e ilegal deuda externa. Revertir este desastre nacional es la gran tarea de la hora, en democracia y con sentido nacional y social. La patria no existe sin el amor de sus hijos.
Roberto J. Torres


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