Pablo R. Procopio / La Capital
Un nuevo capítulo en la historia sobre las reformas en la histórica capilla Cristo Rey de Fisherton (Brassey al 8100) quedó cerrado. El juez civil y comercial Jorge Scavonne falló en favor del pedido de un grupo de vecinos para que el templo se mantenga intacto. Los habitantes del exclusivo barrio se ampararon en la ley 10.000 de intereses difusos. El jueves salió la sentencia del magistrado, quien indicó que "debe respetarse la ordenanza sancionada en 1998 que declara al templo como patrimonio histórico y cultural de Rosario", sostuvo una de la vecinas actoras ante la Justicia, Alicia Hanlon. En este sentido, consideró que "no son viables los dos proyectos de modificación presentados por el Arzobispado". La resolución judicial señala entre sus párrafos principales que "la Municipalidad de Rosario, a través del Honorable Concejo Municipal, debe dar pleno cumplimiento a lo dispuesto por la ordenanza 6.547/98 en cuanto se refiere al tratamiento del proyecto de modificación del edificio, declarándose sin efecto alguno aquellos que hayan merecido tratamiento sin cumplimiento de los postulados previstos por la citada norma". Pero hay más. El juez había solicitado un dictamen al Programa de Preservación del Patrimonio Urbano y Arquitectónico de la Ciudad, que ratificó la posición de quienes se oponen a las modificaciones en el templo de Fisherton. Con este otro as en la manga firmado por la directora del área, Bibiana Cicutti, el juez dio su veredicto. En rigor, la resolución municipal equipara a la parroquia con la iglesia anglicana San Bartolomé, de Paraguay y Urquiza, y con la San José, de Cochabamba y San Martín, declarada monumento histórico nacional. Varios proyectos surgidos desde el Arzobispado rosarino habían instado a los vecinos a dar batalla. Sobre todo el que suponía demoler la capilla, reconstruir su fachada y levantar un megasantuario. La polémica surgió en junio del 98, cuando el padre Livio Gorza, párroco de Cristo Rey, buscó por primera vez concretar su anhelo de ampliar el templo. En ese entonces ensayó su intento fallido, pero el año pasado desempolvó la iniciativa y la fogoneó en el Palacio Vasallo. Sin embargo, tampoco logró su objetivo. No conforme con eso, a fines de 2001 presentó una nueva propuesta que prometía mantener el 92 por ciento de la actual construcción, extender la nave principal hacia el fondo del terreno, respetar el sitio original de la parroquia y elevar a 300 el número de personas sentadas en su interior. Mientras, hubo vaivenes orientados al repudio y la aprobación. Los vecinos contrarios a la demolición llegaron a enfrentarse con los fieles al cura. Marchas, abrazos simbólicos, rezos y otras manifestaciones cívicas y religiosas se sucedieron de uno y otro lado, a veces casi en el interior del propio templo, e incluso en el ámbito del Concejo, donde concurrió el propio padre Gorza. Ahora, los vecinos comprometidos con la preservación se sienten más tranquilos. "Esto sirvió para mucho. Creo que es la primera vez que un grupo de personas recurre a la Justicia para defender algo que es patrimonio del barrio", dijo convencida Hanlon. Y agregó que "se ha formado un grupo indestructible alrededor de este tema, que es valioso". Pero no todo está terminado. Queda más trabajo en la continuidad de los acontecimientos. Ahora habrá que aunar esfuerzos para poder preservar la capilla. "La dejaron venir abajo expresamente", denunció la mujer. En tanto, otra de las vecinas que mostró efervescencia a la hora de mantener el templo tal como está, María Benedict, adelantó que volverán a insistir "para que el templo sea declarado patrimonio provincial y nacional". Si bien habrá que hacer tareas de restauración, "la iglesia no se va a venir abajo porque es muy fuerte", subrayó Hanlon. Es que el Programa de Preservación hizo una inspección in situ. En este sentido, se indicó que los techos y los desagües no tienen inconvenientes, aunque se notan desmejoramientos y fallas afuera. Entre otras cosas, se cortó la famosa enredadera de las paredes externas y no se arregló el jardín. Así y todo, las mujeres están dispuestas a cambiar el aspecto de la iglesia. "Podemos movilizarnos para lograrlo", expresaron. Por el momento, sería bueno que se restañen las heridas que quedaron entre los impulsores y los detractores de las modificaciones. "Confiamos en eso", finalizaron las vecinas, quienes en su momento habían logrado reunir 8 mil firmas para impedir la refacción.
| Los vecinos se oponen a las modificaciones en la capilla. (Foto: Néstor Juncos) | | Ampliar Foto | | | Notas
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