Año CXXXV
 Nº 49.468
Rosario,
sábado  04 de
mayo de 2002
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Multitudinario funeral de las víctimas de la masacre en un colegio del este de Alemania
El jefe del gobierno germano asistió al acto para recordar a los profesores y estudiantes ultimados por un adolescente

Más de cien mil personas dieron ayer su último adiós a las víctimas mortales del crimen perpetrado el viernes de la semana pasada en la ciudad alemana de Erfurt, cuando un joven de 19 años entró con una pistola y un rifle de aire comprimido en su antiguo colegio y mató a 16 personas, la mayoría profesores, antes de suicidarse.
La plaza de la catedral de Erfurt, el lugar más emblemático de la ciudad en el este del país, amaneció convertida en un mar de multitudes. Al conmovedor funeral acudieron miles de escolares de todas partes de Alemania, además de numerosas autoridades como el jefe de gobierno Gerhard Schroeder, el presidente Johannes Rau y casi todo el gobierno.
"Erfurt está de luto. Alemania está de luto. El mundo está consternado. Ha ocurrido algo horrible: una persona ha quitado la vida a otras personas, los ha apartado de nosotros. Y ha despreciado su propia vida. Lo ocurrido es inconcebible", afirmó en su discurso el primer ministro del Estado de Turingia, Bernhard Vogel. "No podemos callar. El horror no puede paralizarnos".
Después, el presidente Rau, visiblemente consternado, leyó los nombres de las víctimas, 12 profesores, dos alumnas, una secretaria, un policía. "Mis pensamientos también están con la familia del autor del ataque. Nadie puede medir su dolor, su tristeza, y seguramente también su vergüenza. Quiero decirles una cosa: haga lo que haga una persona, continúa siendo una persona".
Los padres del asesino, Robert Steinhaeuser, quienes enviaron una carta pidiendo perdón a las familias de las víctimas, habían sido invitados a la ceremonia, pero la policía les desaconsejó que asistieran, ya que no se podía garantizar su seguridad. Ante el temor a posibles incidentes, las autoridades desplegaron en el lugar de la ceremonia un amplio dispositivo policial. Las fuerzas de seguridad decretaron el estado de máxima alerta.
El acto fue interrumpido a las 12. A esa hora toda Alemania calló durante un minuto en honor a las víctimas. Después, las campanas de la catedral voltearon vigorosamente para dar comienzo más tarde a una ceremonia ecuménica presidida por los obispos luteranos Axel Noack y Christoph Kaehler, y el obispo católico de Erfurt, Joachim Wanke.(DPA)



Más de cien mil personas se congregaron en la catedral.
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