La historia de revueltas y motines en la cárcel de Coronda se remonta a su misma inauguración, en septiembre de 1933, lo que no permite hacer un detalle pormenorizado de la cantidad de hechos y las consecuencias que provocaron en vidas y daños. Sin embargo, si uno se limita a los últimos dos años, se puede hacer mención al menos a otros ocho reclusos que, víctimas de puñaladas y golpes, se suman a los dos que perdieron la vida ayer. Esas muertes, generalmente, se produjeron en medio de motines o refriegas, muchas veces -según la información oficial- iniciadas para saldar viejas cuentas o en respuesta a fugas abortadas. Entre los nombres de esas víctimas están los de Cristian David Benítez y Norberto Mortajo (3/1/99), Claudio Escobar (13/11/99), Cristian J. Benítez (14/1/00), Marcelo David Mansilla (9/6/00), Romualdo Leiva (7/11/00), Juan José Micelli y Carlos Omar Flores (26/12/01). A estos hechos hay que sumarle una larga lista de detenidos que periódicamente aparecen ahorcados en sus celdas y de cuyos destinos las investigaciones judiciales y sumariales del Servicio Penitenciario pocas veces echan luz y sólo comprueban que tras los muros de la cárcel la vida vale muy poco.
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