El consejo directivo de la CGT disidente, encabezado por el camionero Hugo Moyano, convocó para el 7 de marzo al comité central confederal con el propósito de "fijar fecha y características de una gran movilización en defensa de nuestra identidad nacional, del salario y los derechos del pueblo argentino".
La central obrera dispuso, en la reunión que su consejo directivo realizó ayer, llamar al confederal para el jueves de la semana próxima a las 11 en la sede del sindicato de mecánicos (Smata) a fin de evaluar la situación nacional y determinar los pasos a seguir.
En un comunicado de prensa, firmado por Moyano y Julio Piumato, se reiteró la necesidad de "combatir la desocupación", enfatizando que "a ella sólo se la combate con producción y trabajo argentino".
"Ello requiere medidas urgentes que apunten a una más justa distribución del ingreso, a financiar trabajo y no usura, a proteger la producción y no a la especulación", sintetizaron en el texto.
La CGT rebelde expresó su "preocupación por el retraso en la toma de medias que permitan la reactivación económica y con ella la generación de empleo genuino".
Además, Moyano y Piumato remarcaron que "hiere nuestra dignidad como país ver que mientras las imágenes de los medios de comunicación nos muestran la limosna del pueblo español, una sola empresa de ese país (Repsol) gana en un día en la Argentina más que lo recaudado en esa campaña".
"Y quedan los bancos del Grupo Bilbao-Viscaya y del Santander, Telefónica, etcétera, que ganan fortunas sin contribuir en nada para solucionar el drama que han provocado", agregaron.
También criticaron al Fondo Monetario Internacional porque "sigue imponiendo ajustes como si las recetas aplicadas en los últimos doce años y los dramas del país no hubieran salido de sus usinas intelectuales y por ende no fueran responsables de lo que hoy sufrimos".
Finalmente, se puso de relieve "las urgencias que padecen los desocupados, los jubilados y todos los trabajadores, agravados por la indexación y la remarcación de precios y servicios", a la vez que se ratificó su rechazo al presupuesto 2002 girado por el Poder Ejecutivo al Parlamento "por ser completamente recesivo y no contemplar las aspiraciones de los sectores más postergados".
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La Ciudad
