Cuando el director de una escuela de capacitación de Crespo al 800 llegó al establecimiento la mañana del lunes no podía creer lo que estaba viendo. Apenas caminó por las oficinas y las aulas se encontró con un cuadro desolador: habían desaparecido todas las computadoras del aula de informática y algunos otros elementos valuados en unos 30 mil pesos. Lo curioso del caso es que el robo se produjo a unos 150 metros de la comisaría 6ª, en cuya jurisdicción en menos de 24 horas se produjeron dos asaltos (ver aparte).
Juan Carlos Bozac, el director del Centro de Formación Profesional Nº1, de Crespo 847, a poco de iniciar el diálogo con La Capital se quebró por el llanto. Ayer a la tarde, todavía no podía entender "la crueldad que significa robar una escuela", donde asisten cerca de mil alumnos de "12 a 90 años" en cuatro turnos para capacitarse en algún oficio que les permita afrontar la realidad.
Con llave y por un portón
Lo que sí tenía claro Bozac es que durante el fin de semana pasado un grupo de hombres que conocían los movimientos de la escuela abrieron el portón de ingreso con una llave y entraron con un vehículo.
Al parecer, primero fueron a las oficinas. Allí vaciaron algunos cajones, de donde se llevaron 200 pesos en efectivo, algunas computadoras, un teléfono y el fax. Después violentaron un armario donde se guardan las llaves de las diferentes dependencias. Con conocimiento del terreno se apoderaron de la llave del aula de informática y comenzaron lo que Bozac definió como "un trabajo de cirujanos".
Primero arrancaron el sensor del sistema de alarma para desactivarla y luego comenzaron con la tarea delictiva. Una a una fueron cargando en el vehículo con el que ingresaron las 12 computadoras que estaban apoyadas sobre los pupitres y en las que se había "cargado toda la información de la escuela". "Diez eran PC y tenían sólo un año de uso", explicó acongojado Bozac mientras mostraba el aula vacía.
Los ladrones también se llevaron un retroproyector, un televisor y una videocasetera. Pero los asaltantes tomaron sus precauciones: no corrieron una silla, no rompieron ni un vidrio y limpiaron las huellas que podrían haber dejado. Además hasta ayer no se había localizado a ningún testigo que pudiera aportar datos acerca de cómo se perpetró el atraco.
Lo que más lamenta Bozac "no es el robo sino el daño provocado a la escuela. Todos los elementos los habíamos comprado con el aporte de la cooperadora y del Fondo de Asistencia Educativa y nos va a costar muchísimo volver a adquirirlos".