| | Editorial Un recurso cada vez más caro
| Las Naciones Unidas revelaron en un informe reciente que en el futuro inmediato serán numerosos los países que contarán con la mitad de los recursos acuáticos que tenían veinticinco años atrás y que la escasez de líquido potable acabará por ser la causa de serios conflictos. Para el organismo, mucho antes de lo que se supone, el agua será uno de los mayores peligros estratégicos entre naciones así como sucedió en su oportunidad con el petróleo. Los responsables de la investigación, formularon una seria advertencia a la comunidad mundial sobre el drama de las megaciudades, esos conglomerados urbanos con más de diez millones de habitantes. Es que para los expertos en el tema, el agua está convirtiéndose en un recurso de muy elevado costo en razón de que la gente aglomerada en las megaciudades debe recurrir a abastecedores privados. Esto puede determinar que los particulares terminen pagando entre diez a veinte veces más por un mismo servicio. En oportunidad de una cumbre mundial en Estambul sobre la crisis metropolitana que ya se ha instalado, un foro paralelo denominado Ciudades Sedientas produjo un impactante dictamen sobre las perspectivas de la primera década del siglo 21 en las megaciudades del mundo. En su mayoría las previsiones fueron pesimistas pues los técnicos, ayer como hoy, están convencidos de que todas las tendencias indican que las metrópolis seguirán congestionándose y que la escasez de cloacas incidirá en la contaminación de los escasos acuíferos seguros. Este panorama se acentúa a la luz de las estadísticas suministradas por el Banco Mundial, que indican que alrededor de mil millones de personas no tienen acceso al agua potable, mientras 1.700 millones carecen de infraestructura sanitaria. Los expertos de esa entidad estimaron que la solución de ese problema demandará durante la década venidera inversiones oscilantes entre 600 y 800 mil millones de dólares a escala global. Prevenir los grandes males que deberán enfrentarse en los años por venir es tarea ineludible de quienes tienen la responsabilidad política de conducir. Se trata de problemas demasiados complejos como para que se los postergue por recortes y ajustes. Al fin y al cabo, lo que está en juego es el futuro de la humanidad.
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