Gustavo Conti / La Capital
El empate no sirve, ni siquiera levantando un 0-2 lapidario. Está claro que así es imposible salvarse del descenso. A esta altura todos debieran asumirlo, sobre todo los hinchas, y no para bajar los brazos, sino para sembrar a futuro. De alguna manera, con el aplauso del final la mayoría premió el soberano esfuerzo del equipo para ganar y eso cuenta en estos tiempos de paso cambiado. Si no, no se explica cómo Central Córdoba no pudo ganarle a Almirante Brown, aún cuando parezca un contrasentido decir que debió dejar hasta la última gota de sudor para empatarlo. "Estamos lechuceados", pensó más de uno en un Gabino que sufrió al vértigo de lo que le entregó un equipo urgido por la necesidad, pasado de revoluciones para concretar las numerosísimas situaciones que creó. El prólogo al gol en contra de Melli cuando iban 8' del complemento habla a las claras del por qué esa sensación de impotencia. Después que Guerra ignorara una clara mano de Schiapparella, Medina cabeceó un centro de Valiente y la pelota dio en el palo, con tal efecto que le volvió al Tele, quien otra vez puso la testa para que rebotara en el travesaño. Córdoba lo metió en su área a Brown en ese arranque de complemento, porque ya en el primer tiempo lo había dominado al punto de transformar a Gambandé en el actor principal, sacándoles el gol a Pavoni y a Iuvalé. El equipo de Palma era una tromba, pero una desgraciada acción de Melli tras un remate mordido de Gianfelice, en la única aproximación de los chacareros, resultó un baldazo helado, tan difícil de absorber que hasta le costó el segundo luego de que el grandote Gianfelice aprovechara las dudas de los centrales para fusilar a Cancelarich. Los charrúas se restregaban los ojos, más cuando Medina cabeceó al gol en el área chica y la pelota le rebotó a Grecco en el cuello, con Gambandé vencido. La noche empezó a aclarar cuando Córdoba empezaba a bajar los brazos, gracias a Pavoni, quien fabricó un penal que Raymonda transformó en el descuento. Córdoba encendió otra vez el turbo y rápidamente empató después de mil rebotes en un córner, que Medina empujó en la línea. Había tiempo todavía, más cuando Schiapparella, el mejor de Brown junto a su arquero, fue expulsado por doble amarilla. Pero no. Gerlo le sacó el gol a su compañero Pavoni en un tiro libre, Gambandé se quedó con el grito de Medina, el Tele la tiró afuera solo y lo mismo le ocurrió al Chivito. Créase o no, Córdoba otra vez empató en el Gabino un partido para ganar hasta con comodidad, mientras los rivales directos por el descenso sumaron todos de a tres. Cosa e' Mandinga.
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