Año CXXXV
 Nº 49.400
Rosario,
domingo  24 de
febrero de 2002
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Robo del Siglo. Habla el piloto que transportó el botín
Walter Barreto: "No pensé que se trataba de un robo sino que se llevaba plata en desuso"
Declara mañana en el juicio oral que se realiza en Buenos Aires por la gran estafa al Banco Central

Gabriela Zinna / La Capital

"En ningún momento pensé que se trataba de un robo. Creí que estaba llevando plata en desuso", afirmó Walter Barreto, uno de los dos pilotos privados que fue contratado el 23 de diciembre de 1992 por los tres falsos inspectores del Banco Central de la República Argentina (BCRA) que llevaron adelante una estafa por 30 millones de dólares en billetes de 500 mil australes contra el Tesoro Regional de Rosario del Central. El aviador ni sospechaba por entonces que con su participación los delincuentes lograrían concretar el llamado Robo del Siglo. Barreto declarará mañana a partir de las 9 ante el Tribunal Oral en lo Criminal Federal número 5, en la ciudad de Buenos Aires, y rememorará los hechos ocurridos 3351 días antes.
En vísperas de la Nochebuena de 1992, tres hombres haciéndose pasar por inspectores del Central, lograron sustraer del Tesoro Regional de Rosario 30 millones en billetes de 500 mil australes y el caso llega a juicio oral después de más de 9 años de ocurrido el hecho.
Días atrás, uno de los falsos funcionarios, Sergio Omar Turza Nocetti, declaró a la Justicia que el plan consistía en trasladar las 13 sacas con el botín en un avión de línea, haciéndolo pasar como documentación bancaria. Pero la aeronave se averió y no pudo despegar.

Sobrepeso
A fines de 1992, Barreto estaba al frente de la firma Flying Cat, dedicada a realizar vuelos privados. El 23 de diciembre de ese año, pasadas las 9, recibió una llamada de una empleada del Aeropuerto Internacional de Fisherton. La joven lo comunicó con un hombre de apellido Shell, quien decía ser inspector del Banco Central de la República Argentina (Bcra).
"Shell me explicó que quería contratar un avión para transportar carga desde Rosario al Aeroparque (Jorge Newbery) de Capital Federal", recordó Barreto ante La Capital y agregó: "En ese momento, le pregunté cuántos kilos había que llevar, y el hombre me dijo que eran unos 700".
Lo ideal para realizar ese viaje era un avión bimotor, pero en ese momento, Flying Cat tenía esa máquina en Capital Federal. Por eso, Barreto le propuso telefónicamente a Shell que en lugar de utilizar una aeronave, dividieran la carga en dos aviones monomotor.
También le explicó al supuesto hombre del Bcra que las aeronaves con un motor no pueden aterrizar en Aeroparque, sino que deben hacerlo en estaciones cercanas como San Fernando y Don Torcuato. "El hombre eligió San Fernando", apuntó Barreto, decisión que pareció obedecer al rumbo posterior de la fuga (ver aparte).
Luego de que llamara por teléfono al piloto desde el salón Vip del Aeropuerto un par de veces, Shell contrató el servicio.
"Llegamos a Fisherton entre las 11 y las 11.15. La chica que me había llamado desde el aeropuerto, me presentó a Shell en el salón Vip. Le pedí que acercara la carga hasta el hangar para que pudiéramos ubicarla en las avionetas", contó Barreto y aclaró que "Shell parecía desesperado por despegar".
Siete sacas viajaron en la aeronave piloteada por Barreto, y las otras seis volaron en el avión piloteado por Carlos Abbate. "Cuando estábamos subiendo las bolsas, me enteré que el inspector del Central quería venir con nosotros", dijo Barreto. El impostor entonces subió en la máquina que comandaba Abbate.
"Yo estaba muy preocupado por el peso de la carga. Las avionetas son chiquitas y en algún momento tuve miedo que no pudiéramos despegar porque podríamos haber estado excedidos en la cantidad de kilos que llevábamos", confesó Barreto, pero aclaró que pudieron levantar vuelo "porque llevábamos poco combustible".
Unos diez minutos antes de las 12 del mediodía, Barreto y Abbate despegaron desde Fisherton con destino a San Fernando, con uno de los falsos inspectores a bordo.
El piloto recordó que el viaje duró aproximadamente una hora. Cerca de las 13 aterrizó la aeronave de Abbate en San Fernando y cinco minutos después descendió Barreto quien hizo el viaje acompañado por su sobrino Ariel, de apenas 8 años.
"Cuando llegamos a San Fernando, vi a Barreto y Shell parados en la plataforma de San Fernando. No había nadie esperando la carga", comentó.

Peleando los precios
Según contó el piloto, el falso inspector le preguntó a él dónde había un teléfono. Barreto le indicó la oficina de Plan de Vuelo de San Fernando y allí le facilitaron al impostor un teléfono.
"Diez o quince minutos después llegó una combi vieja, modelo 80, de color oscuro, que tenía un cartelito que decía que el vehículo estaba afectado al Banco Central" dijo antes de agregar que eso le llamó la atención. "Me pareció raro que no hubiera un camión de caudales o custodia de alguna fuerza de seguridad. Sólo vinieron en esa combi dos hombres vestidos de pantalón azul y camisa blanca. Lo que menos parecían eran custodios", admitió. Pero dijo que entonces supuso que "en las bolsas habría dinero en desuso".
Barreto todavía recuerda que las sacas eran "muy pesadas" a punto tal que debían moverlas entre dos hombres. Después que los bolsones con los 30 millones de dólares en billetes de 500 mil australes fueron cargados en la trafic, el falso inspector del Bcra decidió pagarle a Barreto por los servicios prestados.
"Estando en Rosario, habíamos acordado 1.200 pesos por el vuelo. Pero cuando estábamos en San Fernando el tipo me peleó el precio y me pidió una rebaja. Me terminó pagando 1.100", relató Barreto quien ahora sonríe al contar la miniestafa de que fue víctima. "Como yo no llevaba la factura para entregarle por el pago, Shell me dijo que podía entregársela a Norberto Schiavetti (ex gerente del Tesoro Regional) en el Banco Central de Rosario".
Cuando terminó el traspaso de las bolsas y los que parecían empleados del Bcra se fueron del aeropuerto de San Fernando, Barreto y Abbate terminaron de confeccionar el plan de vuelo. Cargaron combustible en Don Torcuato y luego emprendieron la vuelta a Rosario. Llegaron a Fisherton cerca de las 4 de la tarde.
El piloto se enteró de la millonaria estafa a las 11 de la noche. "Me avisaron del aeropuerto que la policía me buscaba", recordó el piloto que luego debió declarar ante el juez federal de Rosario Santiago Harte y de Capital Federal, Néstor Blondi. También fue citado por Norberto Oyarbide pero no pudo concurrir.
Mañana a partir de las 9 relatará esta historia frente a los jueces Luis Di Renzi, Guillermo Madueño y Leopoldo Bruglia en calidad de testigo del hecho.



En el primer y el último avión viajaron los estafadores.
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