Bogotá. - Los soldados colombianos, cada vez más profesionales y fortalecidos por la ayuda militar de EEUU, estuvieron coartados de actuar durante los últimos tres años, mientras se desarrolló el proceso de paz con la principal fuerza insurgente del país. Ahora, luego que el presidente Andrés Pastrana rompió las negociaciones, recibieron órdenes de retomar el control de un enclave de 42.000 kilómetros, donde comenzaron a efectuar bombardeos aéreos contra los rebeldes y a ingresar hacia los poblados por tierra.
Pero la cúpula militar, que en privado manifestó de antaño el fracaso del proceso de paz, ha admitido que eliminar a sus enemigos rebeldes en sus escondites selváticas será difícil. Los militares esperan que las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (Farc) desalojen rápidamente los cascos urbanos de los cinco municipios que integraban el enclave que les cedió Pastrana en noviembre de 1998 como escenario de los diálogos de paz.
Pero con ninguna de las fuerzas en capacidad de derrotar a la otra, los analistas dicen que el esperado endurecimiento de la guerra se traducirá en una intensa pelea para lograr presionar y condicionar los términos de una inevitable reanudación del proceso de paz a largo plazo. Los guerrilleros de las Farc se refugiarán en medio de una selva inclemente y tupida dentro de un territorio que controlaban mucho antes de que Pastrana asumiera la presidencia. Asimismo, recrudecerán sus ataques, los cuales arreciaron durante todo el desarrollo de las negociaciones.
El temor a atentados
Un experto en combate irregular aseguró que esperaba que los cerca de 17.000 hombres de las Farc iniciarán una oleada de atentados en las principales ciudades del país y evitaran una confrontación directa con las fuerzas armadas. "Se van a incrementar las acciones urbanas y van a haber menos confrontaciones y enfrentamientos. No creo que las Farc vayan a hacer concentraciones de fuerza y a dar pelea sostenida", sostuvo Carlos Franco, ex guerrillero del Ejército Popular de Liberación y ahora analista político. "Creo que va haber una dislocación de fuerzas y una guerra de guerrillas y mucho más acción urbana", agregó Franco, quien previó más ataques a torres de energía eléctrica y oleoductos, estallido de bombas y secuestros en las ciudades.
Los militares creen que la existencia de un amplio territorio bajo poder de las Farc se convirtió en su paraíso de acción para el tráfico de drogas y armas. Pero mientras Pastrana impulsaba un proceso de negociación durante sus tres años y medio de mandato, también fortaleció a las fuerzas armadas. En su gobierno se dobló el número de soldados profesionales a 55.000 y se incrementó a más de 73.000 los jóvenes conscriptos.
Los EEUU apoyaron con 1.000 millones de dólares, principalmente en entrenamiento y dotación militar, el Plan Colombia, una estrategia ideada por Pastrana para combatir el narcotráfico en las selvas y sabanas del país. Washington ha prometido donar muchos más millones. Si bien estos recursos sólo pueden destinarse a la lucha antinarcóticos, han estimulado a las tropas moral y militarmente.
Otro factor estratégico que ha cambiado durante el tiempo en que los líderes de las Farc vivieron de una manera relativamente confortable en el enclave fue el vertiginoso incremento de los paramilitares de ultraderecha, cuyo número de combatientes se presume cercano al de las guerrillas izquierdistas.
Los paramilitares, a quienes los grupos proderechos humanos acusan de tener nexos con sectores militares, han puesto a las Farc en extrema presión sobre las áreas estratégicas en la producción de cocaína. Estos escuadrones ilegales son, además, los responsabilizados por decenas de masacres y asesinatos selectivos de civiles a quienes sindican de ser auxiliadores de las guerrillas.
Es improbable que se repitan golpes contundentes de las Farc a la fuerza pública como las que se produjeron a finales de la década de 1990, cuando este grupo secuestró a cientos de policías y soldados, algunos de los cuales aún están en su poder. No obstante, las fuerzas militares parecen no tener las herramientas suficientes, tanto en pie de fuerza como en equipo, para derrotar completamente a las Farc, las cuales están disgregadas por todo un país más grande que Francia y España juntos y con extensas selvas y montañas. (Reuters)