Venado Tuerto. - Ariel Ruíz no sabe de corralitos ni de corralones financieros, tampoco tiene idea de cómo se encuentra el riesgo país, ni a cuánto cotizó el dólar o cómo se comportaron los mercados. Apenas tiene dos años y lo único que presiente es que el mundo no está diseñado para los pobres y mucho menos si están enfermos. El padece laringomalasia, una afección en las cuerdas vocales, y un severo atraso mental que le imposibilita hablar o caminar. En su pequeña casa conviven con él otras diez personas y sólo una, la abuela Rosa, aporta 240 pesos mensuales para vivir con lo cual se imposible ayudar al nieto a mejorar su calidad de vida.
Su situación es sumamente delicada aunque no reviste gravedad "si se sigue al pie de la letra las indicaciones de los médicos", dijo su mamá Laura Ruíz de apenas 17 años años.
"Respira por el tubo que tiene en la garganta (cánula de traqueotomía) y aparentemente lo hace bien", dijo la mamá mientras explicó que "nos dijeron en el hospital Garrahan que hasta que no cumpla el año y ocho meses no se le va a poder extraer el tubito".
Sin embargo Ariel pronto va a cumplir los dos años y no sabe lo que le deparará el destino ya que su madre y sus abuelos no tienen plata ni para comprar los materiales necesarios ni mucho menos para poder viajar regularmente al Garrahan, como lo había solicitado el médico del bebé.
El chiquito requiere de cuidados especiales y de la prudencia de sus padres depende su vida ya que no puede entrar en contacto con la tierra ni con partículas que obstaculicen el tubo que tiene colocado en la garganta. "Los médicos nos dijeron que si se tapa el aparatito (por la cánula de traqueotomía) Ariel puede morir por asfixia", confió la abuela.
| |
La Ciudad
