Por estas horas, la Empresa Provincial de la Energía (EPE) estudia un aumento de tarifas industriales y una rebaja de salarios, dentro de un menú de alternativas de las que todavía se habla en voz baja. A la convicción del gobernador Carlos Reutemann de que durante muchos años nadie invertirá un peso en la provincia y la venta de la EPE quedará como anhelo, se suma ahora la caída en el consumo y consecuentemente en la recaudación. El ajuste es, por tanto, un secreto a voces, y el destino de quienes la conducen uno de los temas a definir.
Fue el propio Reutemann quien advirtió que las tarifas podrían subir. En el cuadro de situación actual de la EPE brindado a La Capital por las autoridades de la firma, eso es una certeza. La recaudación cayó en diciembre 6,5 millones de pesos. Esto es, un 18 por ciento. En enero, la disminución fue del 4 por ciento, en tanto durante lo que va de febrero ya registra un ingreso inferior de unos 3,6 millones.
A esta caída de recursos sostenido se sumó un verano que para la empresa ha sido adverso porque la temperatura fue inferior a la del año pasado y por ende el consumo extraordinario de energía se vio resentido. De todos modos, aun con mucho calor, la flaqueza financiera del país llevó a los usuarios de la EPE a minimizar sus consumos.
Pese a que la intervención se esfuerza en mostrarse vigorosa aludiendo a que hoy en el país todas las empresas pasan por problemas y que los de la EPE podrían ser peores, las peripecias propias continúan con los efectos que la devaluación produjo en sus insumos.
Quizá la peor dificultad que afronta la EPE se debe a que muchos de los elementos y materiales que usa vienen de afuera o tienen componentes importados que hay que pagar en dólares. Eso, siempre y cuando consigan que se los vendan, porque actualmente, y aun dispuestos a pagar precios altos, no hay oferentes porque los proveedores esperan a ver en qué condiciones se estabilizarán los mercados en la Argentina.
Con tales dificultades respecto de los insumos, las obras se ven resentidas. Y no sólo por eso. Aun cuando la EPE dice ser buena pagadora, todos sus contratistas están reclamando reajustes de contrato. En síntesis, hoy todas las obras están demoradas, algunas paralizadas.
Una cuestión aparte merece el rubro tarifas respecto de las cuales el gobernador ya abrió el paraguas. Existe en la EPE la certeza de que a partir de mayo las tarifas mayoristas subirán. Se fijan trimestralmente por la Secretaría de Energía y en ese mes comienza otro trimestre.
Casas y comercios, a salvo
"No tenemos espacio para aumentar las tarifas a los residenciales (casas de familia) o comercios porque ya de por sí están entre las más altas del país, pero con seguridad algún aumento deberemos aplicar a grandes usuarios en la tarifa industrial", se admitió desde la empresa. En otras palabras, la EPE se prepara para absorber ese aumento que no podrá extender a todas sus tarifas.\Otro tema es que a la EPE, según cifras oficiales, cada empleado le cuesta un promedio de 3.300 pesos mensuales, incluyendo aportes, seguros, extras y demás. Esa cifra, anualizada, ronda los 133 ó 134 millones. Por eso, fuentes de la empresa ya admiten que "se deberá pensar en rebajas en todos los sectores", incluidos los sueldos.