U.G. Mauro / La Capital
"En realidad este disco es algo así como un adelanto de otro que pienso grabar próximamente, por eso tiene nada más que dos temas y un track con un juego interactivo", explicó a La Capital la guitarrista, compositora y cantante María Gabriela Epumer, quien esta noche a las 23 presenta en El Pikadero, Urquiza 1365, su último trabajo, "Pocketpop", acompañada por el músico rosarino Fernando Kabusacki y Matías Mango.
-¿Por qué decidiste lanzar un disco con sólo dos temas y un juego interactivo?
-Yo quería hacer como un adelanto de lo que vendría en el próximo CD, pero por diversos motivos fue cobrando independencia. Poco a poco me fue llevando a plantearle un packaging más atractivo, por eso viene en un latita y por eso es, además, un objeto lindo.
-¿La cuidada presentación es para mostrar una faceta de artista plástica?
-De alguna manera sí. Me encanta expresarme de otra forma además de lo musical, pero no en un sentido muy estricto. Tengo armado mi pequeño merchandising con remeras que hablan de "Mapu", mi personaje, cuadernos pentagramados con un toque más femenino y también me expreso en la construcción de correas para guitarras con diseños míos, porque esas negras que te venden son horribles.
-¿Qué es el juego interactivo que acompaña al disco?
-Ahí viene lo de "Mapu". El jueguito que sigue a las canciones se basa en un personaje creado especialmente por gente amiga, "Mapu", que en cierto modo soy yo misma. El nombre es un juego de palabras que tiene que ver con mis orígenes: mapu, en lengua ranquel quiere decir tierra, y con mi apellido, Epumer, que me señala como tataranieta de un famoso cacique ranquel y "tatarasobrinanieta" de Mariano Rozas, cuyo nombre ranquel era Paguithruz Guor.
-¿Asumís algún compromiso con las reivindicaciones de los aborígenes?
-Siento que en la sangre llevo algo de mis antepasados, en la forma de percibir algunas cosas... Grabé un disco con otra gente para ayudar a las comunidades aborígenes argentinas y hace poco viví la emoción de asistir junto a mi padre a la restitución de los restos del cacique Mariano Rosas por parte del Museo de La Plata, al lugar originario de su sepultura, en Leuvucó, provincia de La Pampa.
-¿Cómo te relacionaste con el músico rosarino Fernando Kabusacki?
-Nosotros venimos trabajando juntos desde hace bastante tiempo. Yo estuve tocando con él y con su grupo Los Gauchos Alemanes.
-Trabajaste con Spinetta, Charly y otras figuras de peso del rock ¿con quién te resultó más difícil?
-Lo de Luis (Spinetta) fue algo muy breve, hace mucho y fui invitada. De Charly me encanta el vértigo musical que puede crear. Para mí es como una máquina de hacerte sacar cosas para afuera, buenas y musicales. Con Charly hace nueve años que trabajo y creo que el trato que tiene hacia sus músicos es diferente porque somos sus amigos. Para mí, como me conoce y le conozco todas las manías, no sólo es fácil sino que además me gusta. Nos entendemos muy bien. Al principio tuve que aprender a comunicarme, pero ahora me divierto, me gusta laburar con él y la paso muy bien.
-¿Cómo vivís el predominio masculino de guitarristas de rock?
-Mirá, yo tengo 38 años y empecé a los 15. En esa época no había mayormente chicas violeras en rock y las poquitas que había éramos amigas, así que yo nunca le presté atención a eso porque la guitarra era lo más natural para mí. Sé que hay hombres y mujeres machistas y las mujeres son las peores. Siempre pasé de largo por el tema, me subí a los escenarios y toqué. Evidentemente hay un ambiente bien masculino que parece plantear que "esto es nuestro y acá no sube ninguna mujer", pero no me ocupo de los pensamientos negativos de los demás y hago música.
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