La cada vez mayor virulencia de los reclamos de ahorristas afectados por el corralito financiero logró elevar los decibeles de respuesta del gobierno nacional, que amenazó con ordenar la represión si continúa la ola de violencia. Medio centenar de ahorristas protestó otra vez ayer por la tarde frente a distintas sucursales bancarias en el barrio porteño de la Recoleta para pedir la devolución de sus depósitos y luego se manifestó frente al domicilio particular del ex presidente Raúl Alfonsín.
Los ahorristas se concentraron al mediodía en el coqueto barrio porteño para protestar frente a varias sucursales bancarias situadas en la zona y con las tradicionales pancartas reclamaban la devolución de sus ahorros mientras cortaban el tránsito en Callao y Alvear.
Los manifestantes, que los lunes, miércoles y viernes manifiestan frente a los bancos en el microcentro, se trasladaron a la Recoleta con las cacerolas y banderas argentinas, pero se encontraron con un panorama distinto, con la presencia de un importante número de efectivos policiales que les impedía el acceso a las entidades bancarias.
Luego de una recorrida por varios bancos, entre ellos el BankBoston y el Banco Río, se concentraron frente a la sucursal del Citibank, que cerró sus puertas metálicas impidiendo la salida de quienes en ese momento se encontraban en el interior realizando trámites bancarios.
El clima en la zona céntrica era de cierta tensión, al punto que el secretario de Seguridad Interior, Juan José Alvarez, admitió que en el gobierno "todos tenemos miedo" a que las manifestaciones deriven en tragedia.
"Nosotros en esto hemos seguido una escala que tiene tres etapas. La primera es diálogo, la segunda es persuasión con la colocación de las fuerzas de seguridad y la tercera es represión", explicó el portavoz presidencial, Eduardo Amadeo.
"Entiendo absolutamente la mufa y la desesperación de esa gente que tiene sus ahorros en el corralito. Estamos ahora en la etapa de la persuasión. Si sigue esa violencia que ya está tomando visos de organización, me parece que vamos a pasar a la próxima etapa", agregó.
Alfonsín, otra vez en la mira
Además, los manifestantes marcharon por Callao hasta la casa de Alfonsín, que se encuentra bajo una discreta vigilancia policial, donde entonaron el Himno Nacional.
El numeroso grupo de ahorristas golpeaba sus cacerolas mientras los automovilistas hacían sonar las bocinas de sus coches frente a la casa del ex mandatario.
"Alfonsín tranzó con (Carlos) Menem para darle un segundo mandato y ahora está transando con (Eduardo) Duhalde", denunciaron los ahorristas en la avenida Santa Fe 1600, donde reclamaron "una nueva clase política".
Sin embargo, la protesta no presentaba el mismo clima de violencia que los damnificados protagonizaron ayer en el microcentro, donde rompieron cajeros automáticos en el Banco Río de la calle Florida y Sarmiento.
Aunque, por ese motivo, un nutrido grupo de policías custodió las puertas de los bancos ubicados en la city porteña, en prevención de que se repitan incidentes como los registrados anteayer.
Los uniformados formaron barreras humanas frente a los bancos ubicados a lo largo de la calle Florida. Los ahorristas no sólo protestan contra el corralito financiero sino también reclaman que se les devuelva "dólar por dólar" sus depósitos, además de otras demandas de orden general.
El secretario de Seguridad pidió "prudencia" y afirmó que la policía mantendrá su actitud "disuasiva" frente a este tipo de expresiones, pues su paso a la acción sería, según dijo, "la última instancia".