| | cartas Sembrar en descendientes
| En enero de este año conocí una mujer en Pinamar cuando, después de mucho buscar, encontré el mercado de "arte-sanías" que la Municipalidad había trasladado a un lugar apartado y "de-solado". Solo cuatro o cinco kioscos estaban habitados por seres que no ocultaban agotamiento y desesperanza. Entre ellos se destacaba una mujer que vendía máscaras y llamaba la atención por el regocijo de su rostro. Mi compañero advirtió una máscara de su equipo de fútbol rosarino y le preguntó si vivía en nuestra ciudad. La mujer, feliz de poder explicar su profesión, dijo: "Soy la inventora de máscaras para niños e investigo todo lo que a ellos les atrae en distintos lugares". Al otro día nos dirigimos a Cariló. Lujo, estética y originales diseños se conjugan disparando la idea de estar "afuera", lejos de nuestras fronteras. En el corazón de esas calles encontramos un kiosco idéntico al del día anterior. Recuerdo el momento en que la hermosa joven que vendía las mismas máscaras vistas el día anterior, nos contestó: "La inventora es mi abuela, ella entusiasmó a mi papá y el a mí... Pensé: esta es la inmortalidad y recordé el significado que daban los griegos a la palabra "entusiasmo" (inspirado en los dioses o algo superior). ¿Acaso la capacidad de hacer posta y sembrar en descendientes la causa que moviliza, da fuerza y sentido al ciclo vital, no abre la puerta de la eternidad? Mirta Guelman de Javkin
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