Año CXXXV
 Nº 49.396
Rosario,
miércoles  20 de
febrero de 2002
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Editorial
Los palestinos y la paz

Una reciente encuesta encargada y difundida por una universidad árabe sobre la opinión de los palestinos acerca de la actual situación en Medio Oriente arrojó un resultado auspicioso: el 70 por ciento apoya las negociaciones con Israel para terminar con la violencia en la región. Y un porcentaje aún mayor, cercano casi al 80 por ciento, afirma que ambos pueblos -palestinos e israelíes- tienen derecho a coexistir en la zona. Si el mismo sondeo se hubiera efectuado entre los israelíes, con seguridad el resultado sería similar.
El fin de la semana pasado, en Tel Aviv, miles de manifestantes de la agrupación Paz Ahora y otros adherentes protagonizaron una de las marchas más numerosas de los últimos tiempos en favor de la paz. Entonces, ¿cómo se explica que ambos pueblos libren un enfrentamiento imposible de ser detenido?
En ambos lados, también, existen quienes sabotean permanentemente cualquier acercamiento hacia un proceso de paz y postulan posiciones extremas que hacen imposible que las negociaciones tengan el final esperado.
Los grupos terroristas palestinos que cometen asesinatos masivos de civiles israelíes y los fanáticos colonos judíos en Gaza y Cisjordania que sueñan con un Israel bíblico y empujan a su ejército a reprimir palestinos, son los que hasta ahora han triunfado.
Aunque parezca un contrasentido, la mayoría de los palestinos e israelíes desean la paz, pero no pueden sobreponerse a los violentos e irracionales. Todos los países involucrados en la región saben que la solución de un conflicto que lleva más de medio siglo y que ha causado inútilmente miles de víctimas no es nada fácil. Sin embargo, todo el mundo civilizado, liderado por las quince naciones que integran la Unión Europea, se ha puesto de acuerdo para intentar nuevamente un acercamiento entre las partes.
Tal vez la tradicional forma de negociación entre los dirigentes de ambos pueblos deba cambiar radicalmente. La fórmula tierra por paz de los israelíes no dio el resultado esperado por la disputa milimétrica de ambas partes en el reparto geográfico. Tal vez ha llegado la hora de cambiar las caras de los negociadores y darle más cabida al sentimiento mayoritario de ambos pueblos que no quieren otra cosa que ver crecer a sus hijos en un ambiente de paz y sin más tragedias.


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