Año CXXXV
 Nº 49.396
Rosario,
miércoles  20 de
febrero de 2002
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Interiores: Soma

Jorge Luis Besso

Para nuestro diccionario oficial la palabreja se refiere a "la totalidad de la materia corporal de un organismo vivo", pues no tiene demasiado sentido hablar de organismo muerto, ya que dejaría de ser un organismo y hasta dejaría de ser soma, para pasar a ser simplemente materia consumida por los gusanos que, como se sabe, están a cargo de la tarea final.
Es decir que soma vendría a ser la parte material de un cuerpo, pero que no sería confundible con él, ya que se puede hablar de la belleza de un cuerpo y, en cambio, resulta inimaginable un poema sobre el soma o que acaso alguien pierda el sueño y el equilibrio por el soma del otro. Cuerpo y soma, indisolublemente ligados, no son lo mismo, aunque a la hora de los gusanos el soma se devoró al cuerpo. Cuando el rey le pregunta a Hamlet por el cadáver de Polonio el príncipe responde: "Está de cena". ¡De cena..!, exclama el rey. "Sí. No donde come, si no donde es comido", explica.
Curiosos destinos están reservados a la vida de un sujeto, tanto sea un verdadero rey o un rey de bastos. Esa es la ironía que se desprende de Shakespeare, pues con los gusanos portando los restos de cualquiera a cualquier parte, lo que quedó de un noble puede ser el alimento de un pordiosero, que come el pescado que pescó con gusanos tan distinguidos.
Con todo, el soma dio lugar a un verbo muy especial que por lo que parece se ha conjugado en todas las épocas, aunque hace un tiempo estaba más de moda: somatizar. En una sociedad psicologizada como la nuestra es frecuente que alguien le diga a otro: "No somatices". Y esto dicho frente a dolores de cabeza, aflojamiento anal, sudoración descontrolada, lipotimias varias e inoportunas, ataques de estornudos, o lo que sea que se produce en alguien que está atravesando una situación o un tramo difícil en el trabajo o en el amor. Es decir tramitamos con el soma lo que debiéramos tramitar con la psiquis.
Un caso bastante particular es un sindrome estomacal que se hace bien manifiesto cuando un sujeto dice: "Se me hizo un nudo en el estómago". Evidentemente un nudo a ese nivel es una operación de cierre que, evidentemente, no se produce por una orden del tío o la tía que está en ese trance, pues con mucha claridad dice "se me hizo", mostrando de esta forma de que se trata de un operativo inconsciente. Es obvio que en estómago anudado no entran alimentos, fundamentalmente por que ya no se apetecen y el sujeto en cuestión en lugar de alimentarse de ravioles o darse una panzada parrillera, pasa a alimentarse del problema o con problemas.
Es cosa sabida que las relaciones mente-cuerpo no siempre están bien anudadas, más que nada por que para la mente no hay límites y no puede decirse lo mismo del cuerpo, pues muchas veces queda expuesto a los caprichos de aquélla que lo llevan a golpes, quemaduras de sol o de cualquier clase, tatuajes diversos, cirugías estéticas o reparadoras, más los travestismos con que la mente juega el sueño de ser otro, es decir el sueño de atravesar todos los límites.
Los límites son, precisamente, los que el cuerpo-soma levanta o impone cuando la psiquis no los pone o cuando posterga decisiones: sea como sea el camino más corto siempre será verbalizar los conflictos, pues de esta forma es posible evitar las actuaciones somáticas que nos imponen un orden que no supimos decidir.


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