Fernando Toloza / La Capital
"Kandahar" es una película que muestra en imágenes el régimen que los talibanes instauraron en Afganistán y del que sólo después del inicio de la guerra con Estados Unidos se comenzaron a ver imágenes. Es un filme de ficción que parte, sin embargo, de una historia real y que se rodó en la zona del conflicto, en el pueblo Niatack, ubicado en la frontera entre Irán y Afganistán. El filme se estrena mañana en los cines de Rosario. La película, dirigida por Moshen Makhmalbaf ("El silencio"), cuenta la historia de Nafas, una periodista afgana refugiada en Canadá. Su hermana vive aún en Afganistán y le envía una carta donde le anuncia que se quitará la vida antes del próximo eclipse de sol, harta de la miseria y humillación a la que son sometidas las mujeres de su país. Nafas decide volver a Kandahar, uno de los centros del poder talibán, e intenta cruzar la frontera entre Irán y Afganistán para ayudar a su hermana. La historia del filme es real. La periodista afgana residente en Canadá Nelofer Pazira recibió un día una carta de su mejor amiga en la que le anunciaba su intención de suicidarse. Decidió entonces viajar y llegó a Irán, donde intentó convencer al director de cine Moshen Makhmalbaf para que la acompañase y filmase el viaje. El director se negó y la periodista trató de cruzar la frontera pero no pudo y regresó a Canadá. Todo esto ocurría en 1998. Dos años después, el director Moshen Makhmalbaf se comunicó con Pazira y le dijo que quería hacer una película con su historia, para lo que le proponía que ella se interprete a sí misma, pero bajo el nombre de Nafas. Tras su negativa primera Makhmalbaf viajó a Afganistán y ver las condiciones dramáticas en las que vivía la población lo decidió a investigar. "Leí miles de páginas de documentación acerca de la situación política, económica y militar. También leí novelas, vi documentales. Pero el viaje de esa mujer a Kandahar es la base del guión", dijo el director en una entrevista concedida cuando el filme se presentó en el último Festival de Cannes. Para entrar a Afganistán, Nafas debe vestir una burka, el traje que cubre por completo el cuerpo de las mujeres y deja apenas una abertura para los ojos. El vestido les impide respirar libremente y además, debido a su largo, les causa dificultades para caminar. Para Pazira, la actriz-protagonista real de la historia, las implicancias de la burka eran temibles: "No te deja respirar y te hace tropezar. Me acostumbré pero también me di cuenta de lo perjudicial que es desde el punto de vista psicológico, porque te hace sentir incompetente y perder la confianza en ti misma, a tal punto que ya no tienes que pensar más en tu identidad", según declaró. El director también fue impactado por las burkas: "Al mirar a esas mujeres envueltas en las burkas, uno recibe una sensación de armonía estética, pero en el interior, debajo de cada burka, sólo está la asfixia", dijo. El filme propone, según se anticipa, una mirada del régimen talibán desde el punto de vista de la mujer para relevar ese mundo en el que las imágenes estaban prohibidas, desde la televisión al cine, pasando por los diarios y hasta fútbol. Ese mundo donde el sonido de la música era considerado impuro y donde las mujeres ni siquiera podían respirar sin intermedios el aire que cualquiera puede gozar por más terror que haya en su país. Además del terror que vivieron las mujeres también se refleja el terror para cualquier persona que tenga que habitar un país cuyo territorio está sembrado de cerca de diez millones de minas. En los últimos diez años hubo dos millones de hombre, niños y mujeres mutilados por explosiones de minas antipersonales, según consignó recientemente un relevamiento del diario El País de España. La realidad argentina puso en segundo lugar la miseria de Afganistán, pero "Kandahar" es una buena oportunidad para ver en qué se transforma un país atravesado por la locura y la extraña sensación de que ese territorio devastado es la patria.
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