Un día después de que cayera atravesado por una bala de plomo policial, Claudio "Pocho" Lepratti, el militante social muerto en el techo de una escuela de barrio Las Flores, fue denunciado por resistencia a la autoridad en el marco del mismo hecho por la División Judiciales de la Unidad Regional II. Lepratti murió el 19 de diciembre y la denuncia entró el 20 al juzgado de Instrucción Nº 13, que investiga las siete muertes registradas durante esos días en Rosario. Recién el 6 de febrero el expediente por el delito adjudicado a Lepratti llegó al juzgado correccional Nº 2, cuyo titular lo archivó por una buena razón: el denunciado estaba muerto.
La familia de Lepratti y sus asesores legales ayer estaban absortos por la novedad. Hasta una fuente judicial, que confirmó a este diario la existencia de la denuncia, admitió que referir que Lepratti se había resistido puede ser un instrumento para cambiar la situación de los dos policías que están presos por su muerte. Estos están acusados de homicidio simple ya que, hasta ahora, las evidencias y testigos indicaron que Lepratti fue ejecutado de un tiro en la cabeza, luego de gritarle a los policías que no tiraran porque la escuela estaba llena de alumnos. Si esa figura cambiara las penas podrían ser más benignas o, eventualmente, desaparecer.
La acusación está caratulada "Lepratti, Claudio Hugo (óbito) por resistencia a la autoridad y daños calificados" y lleva el número 2002. El juez Juan José Alarcón ordenó su remisión a archivo porque el imputado está muerto. En el expediente, del que se conserva una copia en el juzgado de Barbero, están mencionadas otras personas como participantes del acto de resistencia pero, al no haber sido individualizadas, no figuran como imputadas.
Por la muerte de Lepratti hay dos policías del Comando Radioeléctrico de Arroyo Seco con prisión preventiva confirmada: Esteban Velázquez y Rubén Darío Pérez. La acusación es por homicidio simple, un delito que implica penas de 8 a 25 años de prisión. Lo que imaginan los allegados de la víctima y hasta otras fuentes judiciales es que la denuncia de la policía contra Lepratti puede cambiar el escenario del homicidio: transformar una ejecución en una muerte en el marco de una intervención defensiva de los uniformados.
Que el sumario policial de la resistencia a la autoridad, elaborado por la División Judiciales de la policía, funcione como una prueba plantada es algo que no se le escapó a la fuente judicial consultada por este diario. "Esto tiene el aspecto de lo que en Derecho Penal denominamos una prueba pre-constituida", señaló.
Es que ningún testigo habló hasta ahora de enfrentamiento o resistencia. Lepratti, un graduado universitario en Filosofía de 38 años, estaba en el techo de la Escuela 756 de Barrio Las Flores, donde trabajaba como cocinero. Miraba desde allí los desbordes que convulsionaban la zona, junto a dos empleadas de la cocina escolar y un profesor de Matemática. Según los testigos y los compañeros que lo vieron caer, Lepratti le recriminó a viva voz a los policías por la airada represión que desataban, a lo que uno de ellos respondió amartillando su arma reglamentaria y disparando un tiro que le atravesó la tráquea.
Los testigos presenciales de la muerte coincidieron en dos cosas básicas al ser convocados en Tribunales: que Lepratti estaba desarmado y que toda su recriminación contra los agentes fue verbal. Ellos identificaron el móvil, un Corsa que llevaba el número 2270, lo que derivó en las detenciones. Fuentes cercanas al juez Barbero señalaron que "nada que pudieran haber hecho la víctima o las personas que la acompañaban desde esa terraza justifica el homicidio".
Reclamo de justicia
Familiares, vecinos y amigos de las personas que murieron atravesadas por balas policiales durante la represión desatada en Rosario entre el 19 y 20 de diciembre, se concentraron ayer frente a los Tribunales provinciales para reclamar el esclarecimiento de los casos. Además, pidieron que se establezca la responsabilidad política del accionar policial que terminó con las vidas de Claudio Lepratti, Graciela Acosta, Juan Delgado, Yanina García, Rubén Pereyra, Ricardo Villalba y Walter Campos.