Año CXXXV
 Nº 49.393
Rosario,
domingo  17 de
febrero de 2002
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Jorg Haider cede ante las críticas y se retira
El político ultraderechista austríaco colmó el vaso con su apoyo a Saddam. Sus muchos detractores dudan

Thomas Brey

Viena. - Ningún otro político austríaco de la posguerra desató tantas pasiones y tantos odios. Para sus simpatizantes, el líder ultraderechista Jorg Haider, de 52 años, es un reformista que puso en su lugar a las acartonadas élites políticas como el "defensor de los pequeños y honestos".
Sus detractores lo consideran un ególatra enamorado de sí mismo dispuesto a cualquier cosa con tal de alcanzar el poder e incapaz de tolerar una figura que lo opaque. Sus espectaculares jugadas en la arena política austríaca le aseguraron un lugar en los titulares durante quince años. "Jorg se atreve a cualquier cosa", coinciden aliados y adversarios con admiración o, al menos, respeto.
Este abogado dedicado plenamente a la política gracias a una herencia millonaria, transformó a su Partido Liberal, que no solía recibir más del 5% de los votos, en la segunda agrupación política del país.
Con la entrada de su partido en el gobierno federal hace dos años, en coalición con los conservadores del OVP, Haider logró su éxito hasta ahora más resonante. Con el evidente objetivo de desactivar las críticas internacionales contra su persona, declinó ocupar el cargo de vicecanciller para permanecer al frente de la gobernación de Carintia. En esta provincia austríaca, Haider ya había convertido al FPO, por primera vez en la historia, en la principal fuerza política.

Entre bambalinas
Finalmente, Haider cedió la vicecancillería y la presidencia del FPO a su más fiel colaboradora, Susanne Riess-Passer. De cualquier manera, el siempre bronceado conductor de automóviles Porsche y amante de la moda se siente cómodo entre bambalinas, manejando los hilos de su partido y la coalición federal. También rechazó con cinismo las críticas que recibió por sus declaradas simpatías nazis. Llamó "Napoleón de bolsillo" al presidente francés, Jacques Chirac, "maleta" al canciller alemán Gerhard Schroeder y "terrorista" de izquierda a su ministro de Exteriores, Joschka Fischer.
La siguiente jugada del ultraderechista europeo más exitoso de la posguerra consistió en la colecta de firmas para reclamar un plebiscito contra la central atómica checa de Temelin, ubicada a pocos kilómetros de la frontera con Austria. Su intención es vetar el ingreso de la República Checa en la Unión Europea a menos que la central sea desmantelada, lo que provocó un fuerte cortocircuito que casi hace caer al gobierno austríaco.

"Populista nazi"
Para concluir, mostró su descontento con una resolución del Tribunal Constitucional de Austria atacando a su presidente, Ludwig Adamovich, con comentarios xenófobos. El primer ministro checo, Milos Zeman, caracterizó por su parte a Haider como un "populista nazi".
Pero Haider no se amedrentó, y mientras Riess-Passer se esforzaba en Washington por conseguir un lugar en la agenda de los principales funcionarios estadounidenses, emprendió viaje a Irak para reunirse con Saddam Hussein. Esta gota colmó el vaso, y el terremoto que despertó su manifiesta solidaridad con el enemigo número uno de EEUU parece obligar a un nuevo reparto de poder dentro del FPO. Opositores como miembros de su propio partido criticaron sus declaraciones. Pero muchos dudan de que el anunciado retiro de Haider de la vida política vaya a concretarse. (DPA)


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