Washington. - El presidente estadounidense, George W. Bush, estará al alcance de la artillería de su "eje del mal" cuando visite esta semana a Corea del Sur, donde buscará asegurar a la nación anfitriona que la línea dura frente a Corea del Norte no amenaza por ahora con llevar la región a una guerra. Bush incluso podría echar un vistazo hacia Corea del Norte cuando visite la zona desmilitarizada, donde tropas estadounidenses -unos 38.000 efectivos- refuerzan a los soldados de Corea del Sur frente a las fuerzas de Corea del Norte, en la última frontera de la Guerra Fría y uno de los puntos más álgidos del mundo.
Bush partió ayer de gira de seis días por Asia para explicar la ampliación de la guerra contra el terrorismo, y tras visitar Japón, su primera escala, viajará el martes a Corea del Sur. Luego se dirigirá a China. En su discurso sobre El Estado de la Unión, el 29 de enero, el mandatario estadounidense colocó su política sobre Corea del Norte en una nueva dirección, al agrupar al Estado stalinista junto a Irán e Irak como un "eje del mal". "Viajaré a la zona desmilitarizada, una de las zonas más peligrosas del mundo, donde alambres de púas marcan una línea divisoria entre la libertad y la opresión", dijo ayer Bush en su mensaje radial sabatino.
Pero, después que llegue a Corea del Sur el martes por la noche, ¿reflexionará Bush cuando vea lo que está en juego en la frontera, tal como lo hizo el presidente Jimmy Carter en los años 1970 cuando deslizó una propuesta para el retiro de las fuerzas estadounidenses? Definitivamente no, afirman analistas, aunque es probable que baje el tono de una retórica belicosa que ha molestado a los coreanos del norte, a largos sectores de la población de Corea del Sur y a los aliados de todo el mundo que preferirían la política del ex presidente Bill Clinton, de un compromiso gradual con los dirigentes de Corea del Norte.
"Hará todos los esfuerzos que pueda por bajar esa retórica y enfatizar en el diálogo (con Corea del Norte). No quiere socavar la posición del presidente surcoreano Kim Dae-jung", dijo Robert Scalapino, profesor de gobierno de la universidad de California, en Berkeley. "Escuchará fuertes advertencias de que sus comentarios fueron demasiado duros", dijo Hyung Kook Kim, director del Centro para Estudios de Asia de American University en Washington.
Balbina Hwang, analista política de la conservadora Heritage Foundation, dijo que dudaba que los líderes asiáticos logren cambiar la manera de pensar de Bush sobre Corea del Norte. "No lo creo. La administración piensa que los norcoreanos tienen que estar dispuestos a dar algo a cambio. Ya terminó aquello de ser nosotros quienes demos concesiones primero". "Es como decir, «vengan a la mesa pero si no están dispuestos a discutir estos temas de crítica importancia, entonces no les daremos más nada»", agregó la analista.
Reparos aliados
EEUU ha dado a Corea del Norte alimentos por valor de 600 millones de dólares desde 1995 y le abastecen combustible para reemplazar la energía que perdió al cerrar dos sospechosos instalaciones nucleares. Todos los países que Bush visitará en Asia (Japón, Corea del Sur y China) tienen reservas sobre el concepto de "eje del mal" por temor a que coloque a Corea del Norte en un aislamiento más profundo, dañando el trabajo de muchos años para convencer al gobierno de Pyongyang que debía congelar su programa nuclear y suspender sus lanzamientos de misiles.
El gobierno de Bush ha ofrecido reanudar el diálogo con Corea del Norte, siempre y cuando la agenda pueda incluir las demandas estadounidenses para que los norcoreanos recorten sus fuerzas convencionales y dejen de exportar misiles a países que a Washington no le gustan. EEUU exige también que Pyongyang comience negociaciones con la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA) sobre los reactores de agua liviana que recibirá bajo el marco de acuerdo de 1994.
Los analistas dicen que con Kim Dae-jung, el líder de Corea del Sur y ganador del premio Nobel de la paz por su "reluciente" política de reconciliación con el norte, Bush tendrá que hacer algún desagravio por la mala publicidad que recibió cuando visitó a Washington el año pasado.
Los comentaristas describieron la visita de Kim como desastrosa, porque la Casa Blanca escogió ese preciso momento para anunciar que intentaba revisar completamente su política con Corea del Sur. (Reuters)