Si conocer los glaciares es una meta personal, no se puede dejar de visitar la localidad de El Calafate, para desde allí disfrutar toda la magia que ofrece la naturaleza. El pequeño poblado se encuentra a 316 kilómetros de Río Gallegos y a orillas del lago Argentino. Toma su nombre del arbusto Calafate, típico del sur de la Patagonia. Este fruto es una baya muy apetecible en la preparación de dulces. Según la tradición, quien come calafate alguna vez regresará por más. Pero la realidad indica que quien conoce El Calafate no quiere irse jamás.
Es un importante centro turístico que ha adquirido trascendencia tanto nacional como internacional, ya que desde este punto se inician todos los circuitos glaciares. Es un oasis de álamos, sauces y pinos al borde de la estepa patagónica.
Su completa infraestructura turística ofrece múltiples servicios de alojamiento: confortables hoteles, hospedajes, albergues, cabañas y campings. También una gran variedad de restaurantes, parrillas, pizzerías, confiterías, casas de té y de comida. Y por si esto fuera poco, la recreación en la ciudad se suma a las maravillas de la naturaleza, en el casino y el paseo de compras.
Sus edificaciones con techos a dos aguas, el colorido de su vegetación en la que destacan rosales y gran variedad de flores y árboles, forman un contraste singular en el carácter pintoresco y atractivo de esta villa turística de 4.000 habitantes, que hacen junto al sentido solidario y comunicativo de su gente, que los visitantes se sientan como en casa.
Recostada sobre la ladera de las mesetas que la rodean, cuenta con un microclima muy benigno que la convierte en un oasis que maravilla al turista que llega luego de transitar el paisaje árido de la meseta patagónica.
El arroyo Calafate, que divide la villa en dos, es un remanso de tranquilidad con su lecho rocoso rodeado de sauces recostados en sus riberas. Es la ciudad más cercana para visitar el Parque Nacional Los Glaciares y el famoso Perito Moreno, declarados patrimonio natural de la humanidad por la Unesco.
El Parque Nacional Los Glaciares cubre una superficie aproximada de 600 mil hectáreas. De este gran campo de hielo se desprenden numerosos glaciares, entre ellos Marconi, Viedma, Moyano, Upsala, Agassiz, Bolado, Onelli, Peineta, Spegazzini, Mayo, Ameghino, Moreno y Frías, todos ellos pertenecientes a la cuenca atlántica.
Estas atracciones se pueden recorrer desde la villa turística a través de una importante flota de micros para excursiones, modernas embarcaciones, guías bilingües especializados, agencias de viajes que organizan paseos y excursiones que van desde el clásico mirador del glaciar Perito Moreno, hasta audaces expediciones que cruzan los glaciares de lado a lado.
Excursiones terrestres
También desde El Calafate se puede acceder a sólo 8 kilómetros de distancia a las Cuevas del Gualicho. Se encuentran a orillas del lago Argentino, en Punta Gualicho; presenta altas paredes de roca porosa con gran desgaste eólico, lo que ha formado cuevas donde existen pinturas rupestres.
La cueva principal mide 6 metros de frente, 4 de fondo y 2.7 de alto. Se encuentran representaciones de figuras abstractas, con motivos geométrico-punteados y algunas manos. En este lugar se refugió después de un naufragio el perito Francisco Pascacio Moreno la primera vez que navegó el lago Argentino.
Al sudoeste de Santa Cruz, el Parque Nacional Los Glaciares, uno de los últimos reductos glaciarios del mundo, fue creado en 1937 para proteger los 12 glaciares patagónicos que toman el rumbo de los lagos Viedma, Moyano, Upsala, Agassiz, Bolados, Onelli, Peineta, Spegazzini, Mayo, Ameghino, Perito Moreno y Frías.
En el parque, salpicado de lagos, bosques y cerros, se destaca el imponente Perito Moreno y los lagos Argentino y Viedma. También comparte esta maravillosa geografía el cerro Fitz Roy, que es parte de una cadena montañosa de inigualable belleza.
Su fauna conserva especies en recesión o en vías de extinción como el huemul, hullín, pudú pudú (ciervo enano), guanaco y otras.
El Chaltén, meca de andinistas
También desde El Calafate se puede acceder a sólo 8 kilómetros de distancia a las Cuevas del Gualicho. Se encuentran a orillas del lago Argentino, en Punta Gualicho; presenta altas paredes de roca porosa con gran desgaste eólico, lo que ha formado cuevas donde existen pinturas rupestres.
La cueva principal mide 6 metros de frente, 4 de fondo y 2.7 de alto. Se encuentran representaciones de figuras abstractas, con motivos geométrico-punteados y algunas manos. En este lugar se refugió después de un naufragio el perito Francisco Pascacio Moreno la primera vez que navegó el lago Argentino.
Al sudoeste de Santa Cruz, el Parque Nacional Los Glaciares, uno de los últimos reductos glaciarios del mundo, fue creado en 1937 para proteger los 12 glaciares patagónicos que toman el rumbo de los lagos Viedma, Moyano, Upsala, Agassiz, Bolados, Onelli, Peineta, Spegazzini, Mayo, Ameghino, Perito Moreno y Frías.
En el parque, salpicado de lagos, bosques y cerros, se destaca el imponente Perito Moreno y los lagos Argentino y Viedma. También comparte esta maravillosa geografía el cerro Fitz Roy, que es parte de una cadena montañosa de inigualable belleza.
Su fauna conserva especies en recesión o en vías de extinción como el huemul, hullín, pudú pudú (ciervo enano), guanaco y otras.
Sonidos estremecedores
El Chaltén, visto en el mapa, es un punto final del camino. Para quienes lo conocen y visitan, es el principio de una comarca de montañas y glaciares desafiantes, el kilómetro cero de los hielos continentales, que se encuentran más cerca de El Chaltén que de ningún otro lugar. La villa renace cada verano, cuando se transforma en la capital de andinistas, mochileros y caminantes esperando el momento ideal para concretar su gran desafío: el Fitz Roy.
Sus principales edificios son proveedurías para campamentistas, albergues y una oficina de información. Para visitar El Chaltén lo mejor es confiarse al ómnibus que llega desde El Calafate.
Excursiones lacustres
El glaciar Perito Moreno, ubicado a 88 kilómetros de El Calafate, es uno de los pocos en el mundo que se halla en constante avance. Su frente es de 5 kilómetros y su altura llega a alcanzar los 80 metros sobre el nivel del agua.
De este glaciar se desprenden continuamente bloques de hielo de diversos tamaños que caen en las aguas del lago Argentino, lo que provoca sonidos estremecedores y olas impresionantes en la superficie, transformando la visión en un espectáculo inolvidable.
Una vez en el lago, estos témpanos de diversas tonalidades que van desde el blanco hasta azules zafiro (cuanto más antiguos, más azules son) quedan a la deriva en el lago hasta derretirse por completo. Aunque todo parezca estático e inamovible, la erosión con su fuerza incontenible modela las formas de las montañas permanentemente. Tanto el frío, el sol y el viento como la fuerza de gravedad, son capaces de modificar este paisaje imponente.
Un amplio sistema de pasarelas se extiende frente al glaciar, al borde de la península de Magallanes, facilitando su observación desde diferentes puntos. Los guardaparques se encargan de la preservación de las bellezas del lugar y cumplen una importante tarea informativa.