Año CXXXV
 Nº 49.393
Rosario,
domingo  17 de
febrero de 2002
Min 19º
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Perú: Figuras misteriosas
Las líneas de Nasca son enormes grabados que guardan secretos ancestrales

Corina Canale

En las extensas pampas del desierto costero de Perú hay enormes grabados -las líneas y figuras de Nasca- que guardan secretos y misterios aún no develados por los científicos, quienes se preguntan para qué las hicieron, quiénes y cómo las trazaron.
El lugar llama la atención por la gran cantidad de geoglifos; por las dimensiones de las líneas -algunas cortas y otras de 30 kilómetros- y por la precisión de contornos y figuras que ocupan un área de 525 kilómetros cuadrados.
Cuando se las sobrevuela el espectáculo es majestuoso; asombra ver la perfecta silueta de una iguana, un cóndor y un colibrí, y la de un astronauta y una ballena. Se piensa que los nascas se elevaron en globos aerostáticos inflados con aire caliente, hechos con pieles de animales, para lograr tal perfección.
Durante muchos años los viajeros que atravesaban las pampas de San José veían las líneas marcadas en la tierra. Creían que eran trazos de viejos senderos y los llamaban "los caminos incaicos".
Otra teoría, la del investigador Toribio Mejía Xesspe, sostenía que eran senderos sagrados recorridos por peregrinos, y que las formas rectangulares y trapezoidales eran plazas ceremoniales. Otra que era un gran campo de aterrizaje extraterrestre y que el astronauta representaba a seres de otro planeta.
Cuando las líneas fueron sometidas a pruebas con carbono 14 se supo que fueron hechas entre el 300 a.C. y el 600 d.C., cuando allí habitaban los nasca, pueblo preincaico que floreció en el valle del río Grande, aunque también hay figuras de la cultura paracas, la anterior, y de los incas, la posterior.
En la tarde del 21 de junio de 1941, día del solsticio de invierno en el hemisferio Sur, el profesor norteamericano Paul Kosok, que realizaba mediciones en uno de esos "caminos incaicos", notó que el sol se ponía exactamente sobre una de las líneas.
Como si un velo comenzara a develar el misterio, dedujo que esa era una línea solsticial, trazada para indicar la fecha más importante del calendario agrícola. Y llamó a esa concentración de líneas "el calendario astronómico más grande del mundo".
Un par de años antes Kosok había conocido en Lima a María Reiche, una alemana de Dresden licenciada en su país en matemáticas, geografía y física, que había recalado en Perú como institutriz de una familia que vivía en Cusco.
Reiche se unió a la tarea del profesor, se fue a vivir al desierto y con gran pasión limpió las líneas con una escoba y las protegió de los depredadores. Hasta su muerte en 1998 estudió minuciosamente esos geoglifos, a los que fotografío y dibujó.
Ambos sostuvieron que estas líneas y figuras están relacionadas con las constelaciones, los solsticios y los equinoccios. Por mucho tiempo fue la teoría más aceptada.
Para la investigadora los nascas conocían fenómenos celestes a los que rendían culto en esas pampas, como el cénit del Sol, las salidas helíacas y las estrellas circumpolares. Estaba convencida de que los nasquenses anticipaban los ciclos de la Luna y registraban la salida de estrellas como Sirio, Canopus y Alpha Aurigae.
En cuanto a las figuras, dibujaron una araña de 46 metros, insecto que en Perú se asocia con la lluvia y la fertilidad, y un papagayo de 200, al que también se lo relaciona con la fertilidad y con deidades de los ritos chamánicos.
Sin duda, los nascas se interesaban especialmente por las aves; desde el pequeño colibrí hasta el cóndor majestuoso de 136 metros, ambos vinculados con la mitología de este antiguo pueblo. En cambio, sobre la ballena de 63 metros la duda persiste: ¿navegaron mar adentro para conocer estas especies mayores?
El mirador de la carretera Panamericana es el sitio perfecto para ver el árbol, de 97 metros; las manos, de 45, una de ellas de sólo cuatro dedos, y la iguana, partida en dos por la ruta.
"Conviene realizar el vuelo desde Nasca", dice Laura Gall, de la mayorista Lihué, quien agrega que "también hay vuelos desde Ica, poblado del que dice que "es un oasis en el desierto que tiene las mejores bodegas de pisco, un museo arqueológico con cerámicas y telares y el planetario María Reiche". Esta excursión que se realiza todo el año comienza en Lima, en un ómnibus que durante tres horas bordea el mar y atraviesa enormes cultivos de espárragos, que Perú exporta a todo el mundo. Luego de pasar por Pisco se llega al hotel Paracas, rodeado de altísimas palmeras y exhuberante vegetación.
Desde allí se realizan dos paseos muy diferentes. Uno hacia las dunas vivas, donde se practica el sandboard y se realizan travesías en areneros, y el otro hacia las islas Ballestas, bordeando la península de Paracas y pasando por "El candelabro", un geoglifo marcado en una ladera.
Después el viajero se adentra en el misterioso mundo de las líneas de Nasca. En esta vieja ciudad está el cementerio de Chauchilla, donde los personajes importantes eran sepultados junto a sus sirvientes, y los acueductos, que tienen un "ojo" en forma de espiral para respirar, y que aún son usados por los agricultores.



"El candelabro" es uno de los grabados en las laderas.
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