Hace unos años, revisando documentos que pertenecieron a mis suegros, encontramos nombres y direcciones de su familia en Italia, hermanos y hermanas. Con la ayuda de una amiga de nuestra hija que trabaja en el Consulado de Italia en Rosario conseguimos los datos de la comuna de Fiume Veneto y Anone Veneto. Escribimos adjuntando la documentación que teníamos y al mes me contestaron enviándome la dirección y el nombre de una prima de mi marido. Inmediatamente enviamos las mismas fotocopias y fotos del abuelo para darnos a conocer, y gran sorpresa para Luigia, que así se llama la prima.
A los pocos días recibimos su contestación. Carta va, carta viene, intercambiamos fotos de toda la familia, hasta que un día decidimos ir a conocerlos, en septiembre de 2000.
De parte de ellos siempre quisieron saber el paradero de mi suegro, si había tenidos hijos, familia, y nunca pudieron llegar a nosotros, creían que mi suegro había muerto junto a su posible familia, en el terremoto de San Juan, acaecido en el año 1945, por eso fue algo muy impresionante cuando de repente nosotros les escribimos y logramos volver a estrechar vínculos con nuestros familiares italianos.
El reencuentro
Fue una alegría muy grande el primer encuentro en el aeropuerto de Venecia. Conocimos a toda la familia y paseamos mucho. Un domingo fui a misa con María, hermana de Luiggia, y claro, nadie me conocía. Una señora preguntó quién era yo y le contaron cómo nos conocimos. Dijo: "¡Qué bella historia!" para publicarla en el periódico de Pordenone, ciudad principal de la zona donde viven.
Al día siguiente nos mandó un reportero gráfico a la casa de María y el día antes de partir de regreso a la Argentina se editó y me traje el diario con la nota, como recuerdo.
Bueno, pero aparte de haber conocido la familia, hemos recorrido parte del Friuli y del Trento. Estuvimos en San Cándido en la frontera con Austria, un pueblo pequeño pero muy pintoresco entre montañas y lagos, donde hacer caminatas por la montaña es cosa común y recoger hongos en los bosques y ver trenes que van por caminos sinuosos resulta una delicia. También conocimos Mónaco y al llegar a Alemania participamos de la Fiesta de la Cerveza.
Ya en el Friuli conocimos varios pueblos, como Caorle, una típica ciudad de pescadores a orillas del Adríatico; Concordia, donde visitamos una iglesia construída hace más de 1000 años sobre otra que data de 560.
Luego visitamos Vesone, un pueblo reconstruído después del terremoto de 1976. También Gemona; San Daniele, al que le llaman el "pueblo del jamón crudo" por la cantidad de establecimientos donde se prepara este fiambre; San Vito del Tagliamento; Passariano, donde está Villa Manin, un sitio impresionante, con grandes jardines y mucha historia. Allí estuvo Napoleón Bonaparte y firmó, el 17 de octubre de 1797, el tratado llamado "Di Campoformido".
Ya en Venecia, qué les puedo contar si se sabe que es una ciudad única, digna de conocerla y caminarla. Así también como Murano o Burano con sus industrias familiares, pintorescas casas de colores y paseos en góndola, ¡que bonito!
Por otra parte, también recorrimos Udine y Pordenone, que son ciudades grandes, muy importantes y que cuentan con hermosos monumentos históricos.
Luego fuimos en tren a Florencia. En ese lugar el arte que uno encuentra no tiene precio. Todo es bello, refinado, sus museos, sus iglesias, sus palacios, el Ponte Vecchio, sus bares tan típicos. En esta ciudad el turismo que se aprecia es muy cosmopolita al igual que en Venecia. Hace unos años ya había conocido estas dos últimas ciudades que nombro, pero volver a verlas fue una experiencia maravillosa e inolvidable y saber que en Italia, como en Austria, Alemania y toda Europa, se cuida con mucho esmero la historia y sus obras de arte.
Haber hecho este viaje me ha llenado de regocijo. Primero por la familia hermosa que encontramos y luego por todos los lugares donde estuvimos y comprobamos ¡qué bella es Italia!
Elba Tovo de Momente
La Ciudad
