Omar Bravo / La Capital
Por estos días en Capital Federal varios consultores y ex dirigentes políticos especialistas en Carta de Situación -un clásico del análisis político-, ganan sus honorarios en desayunos o lunchs exponiendo sus teorías ante hombres del establishment y del poder económico interesados en adelantarse a la lucha por la sucesión del presidente Eduardo Duhalde. En los lujosos y discretos salones de hoteles cinco estrellas, los calificados asistentes buscan desanudar el enigma mayor: cuál será el correlato electoral del movimiento bautizado "Que se vayan todos", consigna que liga extremos de caceroleros deudores y acreedores, piqueteros, participantes en llaverazos y otras fragmentaciones sectoriales empujadas por el rencor al corralito financiero. Las primeras conclusiones anticipan un desplazamiento mayoritario hacia el espacio de centroizquierda, con la líder del ARI, Elisa Carrió, como la principal beneficiaria -aunque no la única- y con Izquierda Unida como límite hacia la siniestra, sobre todo porque el consignismo del que se vayan todos parece hecho a la medida de la agrupación hegemonizada por los ex comunistas seguidores de Patricio Etchegaray. Aquí hay coincidencias en que el jefe de Gobierno porteño, Aníbal Ibarra, jugará su figura para disputar el liderazgo en nombre del Frepaso post chachista. Cuando dejan atrás ese círculo y avanzan hacia el centro, los cartistas ubican al espacio populista que encabezará el fugaz ex presidente Adolfo Rodríguez Saá, con sectores desprendidos del peronismo, corrientes sindicales, ex izquierdistas, nacionalistas y partidos provinciales. Pero tienen aquí diferencias notorias pues algunos integran al santacruceño Néstor Kirchner y hasta a integrantes del Frente Nacional contra la Pobreza (Frenapo). Otros dan a Kirchner y al Frenapo aliados a Carrió y compañía. Los pronósticos descuentan que los colores del peronismo oficial serán defendidos por José Manuel de la Sota, Carlos Ruckauf y Carlos Reutemann. A este sector, si bien le pronostican una merma en su caudal tal vez mayor a la que le permitió ganar en octubre del año pasado, lo compensaría la adhesión de votantes del centro, la derecha e, increíblemente, hasta del segmento menos agresivo del conglomerado que se vayan todos si Duhalde logra terminar con prolijidad su mandato. Al último círculo se lo disputarían el ex presidente Carlos Menem y el economista Ricardo López Murphy. Hacia esa opción orientan al menemismo puro, los sectores más altos de la sociedad y todas las capillas liberales, económicas y políticas, más otros provenientes de corrientes autoritarias definidas también por su oposición cerril a cualquier cosa que se parezca a izquierda.
| López Murphy, otra vez en el centro de la polémica. | | Ampliar Foto | | |
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