Año CXXXV
 Nº 49.390
Rosario,
jueves  14 de
febrero de 2002
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Violento robo en la zona de chacras de barrio Godoy
Asaltan a un quintero y a un peón y al fugar se tirotean con un policía
Fue en Fader al 2800, donde se presentaron dos ladrones con los rostros cubiertos por pasamontañas

Eduardo Caniglia / La Capital

Un quintero fue asaltado junto a su madre y un peón en una vivienda ubicada en la zona de quintas de barrio Godoy, en un episodio que tuvo un desenlace violento cuando llegó a la casa un policía que vive en las cercanías y se tiroteó con los ladrones que aún estaban en el lugar. Por milagro nadie resultó herido en el cruce de disparos y los maleantes escaparon con un botín de 200 pesos.
Carlos De Lorenzi tiene una pequeña chacra en Fader al 2800 (Rivarola al 7600) en la cual cultiva hortalizas. Junto a la quinta, sobre un sendero de tierra, está emplazada la casa del horticultor. Poco después de las 22 del martes, el quintero esperaba que tres peones finalizaran con el regado de las verduras cuando llegaron al lugar dos hombres jóvenes.

Con una excusa
La aparición de los intrusos despertó las sospechas de De Lorenzi, pero en un primer momento los hombres no mostraron sus verdaderas intenciones. "Me preguntaron si podían pasar al otro lado del barrio, pero les dije que la tranquera estaba cerrada con candado", comentó De Lorenzi.
Entonces, los intrusos ya no dudaron. Cubrieron sus rostros con pasamontañas y encañonaron con revólveres al quintero y a uno de los peones. "Esto es un asalto y tírense al suelo", gritó uno de los maleantes.
Pocos segundos después, los ladrones obligaron a De Lorenzi a incorporarse y lo invitaron a ingresar a la casa. El quintero, en ese momento, sólo atinó a pensar en su madre. Rosa de De Lorenzi estaba en el interior de la vivienda y no se había enterado lo que ocurría. "Yo les pedí que no me llevaran adentro porque mi mamá sufre del corazón y si pasaba algo no lo iba a tolerar", indicó.
Pero los maleantes no atendieron su pedido y se introdujeron en la casa mientras le exigían al comerciante que les entregara el dinero. El quintero les respondió que sólo tenía 200 pesos en el bolsillo y se los entregó. El botín les pareció insuficiente a los ladrones, que creían que el hombre asaltado tenía más efectivo. "Gringo, vos tenés más plata porque fuiste al banco a sacar dinero", dijo uno de los ladrones.
De nada valieron las explicaciones que el comerciante les dio para que entendieran que en la casa no había más billetes. "Los quinteros nos estamos fundiendo y además los pocos ahorros que tenía los utilicé para ampliar la casa", les explicó De Lorenzi a los ladrones, pero no pudo convencerlos.
Entonces, el comerciante les pidió que no lo encerraran en el baño porque podría desmayarse y tuvo que acompañar a uno de los ladrones a recorrer la casa en búsqueda de elementos de valor. Pero en el trayecto el maleante solo encontró una carabina en desuso y se apoderó de una cadena de oro de Rosa, que había quedado encerrada junto al peón en el baño.

Aviso y tiroteo
Mientras esto ocurría, los otros dos peones que estaban en la huerta dieron aviso a un policía que vive en una casa ubicada a pocos metros de la del quintero. Entonces el cabo primero Carlos Marcelo Bustamante se subió a su auto y se dirigió al lugar mientras su mujer denunciaba el atraco a la policía. Por eso, el suboficial decidió no intervenir hasta que llegasen los refuerzos del Comando Radioeléctrico.
Bustamante se quedó en el patio de la casa, pero en ese momento uno de los asaltantes salió de la vivienda y divisó la silueta del policía. Entonces, en contados segundos, según contó De Lorenzi, se desató una balacera. Los dos maleantes, desde el interior de la casa, abrieron fuego contra el agente, que a duras penas logró guarecerse y disparar su arma reglamentaria.
Una lluvia de balazos sobrevoló la casa mientras De Lorenzi sólo atinaba a cerrar las puertas y a escuchar los estampidos. Uno de los proyectiles perforó la puerta de ingreso y otro una pared, pero nadie resultó herido.
En medio del tiroteo, los dos jóvenes de "entre 20 y 22" años, según precisó la víctima del asalto, lograron escapar saltando dos tapiales y desaparecieron por el campo.
Ayer a la mañana De Lorenzi permanecía angustiado por el suceso, pero tuvo tiempo para resaltar la actuación de Bustamante. "Se la jugó completamente porque arriesgó su vida", dijo el horticultor.



Los asaltantes querían más dinero del que hallaron.
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