Año CXXXV
 Nº 49.389
Rosario,
miércoles  13 de
febrero de 2002
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Interiores: Diferencias

Jorge Luis Besso

No deja de ser curioso constatar que el humano es un ser con un cierto gusto por lo distinto y también con un rechazo por lo extraño. De la misma manera que sorprende cómo se aferra a lo mismo, y sin solución de continuidad pasa a detestar lo rutinario, lo que se repite, para entonces reclamar lo diferente, de lo que sin embargo reniega sin parar. Renegar es un verbo que me parece antes era más popular, me recuerda a mi pueblo.La pareja es un terreno, algunas veces pavimentado, otras de ripio y otras bastante, o muy, embarrado. Una cuestión: la pareja, ¿es un conjunto, una formación, acaso un equipo, de iguales o de diferentes? En principio, la pareja más clásica, tipo estándar, la denominada pareja heterosexual, hombre-mujer, sobre todo aquéllas cuyas cópulas han dado como resultado, en ocasiones, más mujeres y hombres en este mundo que tratarán, ni bien puedan, de reunirse en base a: lo otro (heterosexual) y lo mismo (homosexual). Al mismo tiempo estos encuentros conforman distintos tipos de uniones y de desuniones, es decir, se trata de gente con proyectos, o sin proyectos, o con proyectos que se fueron al demonio, porque como se sabe en estos encuentros están presentes tanto Dios como el Diablo, tanto el espíritu como la carne, tanto lo normal, como lo anormal, todo lo cual organiza un cóctel entre dos, que en un extremo puede ser explosivo y en el otro aburrido, lo que viene a querer decir que en el primer caso se trata de seres desbordados y en el segundo más bien de seres bostezados. Lo cierto es que hombres y mujeres vienen haciendo más o menos lo mismo desde tiempos inmemoriales.En los enlaces y en los desenlaces entre hombres y mujeres, ¿hay algo nuevo bajo el sol? y ¿cuándo cae el sol? Posiblemente haya más novedades bajo el sol que cuando cae el sol, pues los encuentros íntimos, nocturnos o diurnos, de algún modo todos son "nocturnos" ya que por lo general no son públicos, y en este sentido las novedades tal vez no sean muchas, pues los rituales masculinos y femeninos más o menos se repiten en sus simplezas, sofisticaciones o aberraciones.En cambio, bajo el sol, el siglo XX ha cambiado casi todo, menos las desigualdades, que son cada vez más irritantes pues el progreso en este punto no cumplió con sus promesas. Pero si expandió las tecnologías, adentro y afuera de las casas, adentro y afuera de los cuerpos, tanto masculinos como femeninos, y que en el caso de las hembras han ampliado considerablemente sus turnos de parición, agregando posibilidades y también conflictos. Pero lo que sigue siendo apasionante es que hombres y mujeres comparten un mundo cambiante con sus mundos diferentes, a veces con mucho ruido y pocas nueces y otras con más nueces que ruido. Pero una apuesta sigue siendo vigente: apostamos a lo mismo o apostamos a lo otro. Consumimos nuestra vida colonizando al otro o acaso preferimos ser colonizados. Los saludos por fin de año que resultaron, quizás, más bien apagados, se podía no obstante percibir un fuerte deseo de que éste sea un buen año, muy necesario por estas tierras. Pero habrá que tener en cuenta que para que sea bueno tendrá que ser nuevo, en las cosas, en los otros y en nosotros. Un brindis para después de las fiestas, sin copas, pero copado: ¡buen comienzo de año... nuevo!


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