Carla Rizzotto
-¿Inscribo a su hijo en primer año? -Nooo, voy a esperar hasta último momento para anotarlo. Sólo quería saber cuánto sale la cuota. Este diálogo se repite, por estos días, en la mayoría de los colegios. El mismo presidente de la Federación Santafesina de Instituciones Educativas Privadas (Fesaiep), Eduardo Russo, aseguró a La Capital que "a esta altura, pero hace unos años, los alumnos ya estaban inscriptos. Nadie esperaba hasta último momento para buscar un banco. Ahora, la situación está totalmente invertida, los padres no los inscriben porque no saben cómo van a pagar durante todo el año la cuota". En tanto, el secretario ejecutivo de la Fesaiep, Rodolfo Enrique, pronosticó que "todas las escuelas van a sufrir una merma en las inscripciones, tanto las que cobran 5 pesos como las que llegan a 200. Elegir un colegio es como comprar en el supermercado. Uno ahora no se fija en la calidad, sino en el precio. En la escuelas pasa exactamente lo mismo". En los colegios todavía no se animan a dibujar un panorama para el ciclo lectivo 2002, pero la reestructuración de cursos ya es un hecho. Según adelantaron desde Fesaiep, el fantasma de cierre recorre los pasillos de muchos establecimientos que no podrán solventar los gastos. "Hace dos años aproximadamente, cuando se desató la recesión, las aulas debieron achicarse. Ahora seguramente tendrán que ajustarse un poco más", admitió Russo. El secretario de la entidad fue más pesimista: "Hay colegios que corren peligro de cierre si la crisis se acentúa". En los colegios católicos el panorama no es tan drástico. Y tiene que ver con una serie de recaudos que tomó la Junta Arquidiocesana de Educación Católica (Jaec) del Arzobispado de Rosario -que agrupa a más de 240 escuelas parroquiales y congregacionales- para afrontar la crisis. "Hay problemas desde hace tiempo, porque en muchos colegios los alumnos no pueden pagar ni siquiera los 2 pesos de la cuota", reveló el presidente de la junta, Walter Van Mieegroot. Pero como la crisis traspasó las barreras de la clase baja y se instaló entre quienes hasta hace años destinaban una suma considerable de dinero para la cuota, los colegios debieron instalar una nueva modalidad. "Los padres establecen convenios de pago con los establecimientos, de acuerdo a su realidad económica", contó el presidente. Otras de las salidas que propusieron los colegios católicos para evitar la deserción de los alumnos que no pueden pagar la cuota es que los propios alumnos -y hasta los padres- contrapresten servicios: "Atienden el comedor escolar, hacen trabajos de albañilería y mantenimiento del edificio, entre otras actividades", apuntó Van Mieegroot. Hasta hora, ningún colegio católico debió cerrar sus puertas. Sin embargo, el titular de la junta advirtió que "las matrículas seguramente se verán reducidas, por lo tanto se tendrá que reubicar a algunos alumnos".
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