Caracas. - El presidente de Venezuela, Hugo Chávez, afirmó que en su país no existe el riesgo de una rebelión militar, dos días después que dos oficiales lo acusaron de ejercer un "gobierno tirano" y exigieron su renuncia. En su primera declaración después de las manifestaciones de apoyo a los dos militares, Chávez, un teniente coronel retirado, negó a la Televisora Nacional de Chile que exista insatisfacción en los cuarteles venezolanos.
Los medios de comunicación "difundieron al mundo una falsa idea" de que Venezuela está a las puertas de una revuelta militar, "lo cual es absolutamente falso", dijo en la entrevista. El mandatario responsabilizó en gran medida a los canales de televisión locales que transmitieron conjuntamente los actos opositores. "No hay ningún riesgo de que ocurra una rebelión militar", dijo tajante el mandatario de 47 años. "Yo conozco la fuerza armada por dentro, vengo de allí, pasé más de 20 años en la fuerza armada. Conozco quién es quién en los cuarteles venezolanos".
El jueves, en un insólito hecho en el país sudamericano, el coronel de la fuerza aérea Pedro Soto, de 49 años, saltó a la arena política, vedada a los militares, acusando públicamente a Chávez de ejercer un "gobierno tirano". Su acusación generó una cadena de manifestaciones a favor y en contra del gobernante, tildado por sus enemigos de autoritario y de no aceptar la disidencia. "Nosotros teníamos información de que iba a ocurrir... me llegó la información un día antes de que habían grabado un programa de televisión en un departamento, con un canal de televisión, con un oficial uniformado, y que iba a salir en estos días dando unas declaraciones contra el gobierno. Claro, pero lo que no pudimos es determinar quién era", dijo Chávez.
Oficial "traidor"
El mandatario tildó a Soto de "traidor", acusándolo de ser parte de un grupo supuestamente conspirativo que contaría con más apoyo mediático que dentro de los cuarteles. Varios ministros venezolanos han atribuido las denuncias del militar a una posición personal, ya que en el 2000 interpuso ante el Tribunal Supremo de Justicia un recurso de amparo por habérsele negado su ascenso a general. Soto fue edecán del ex presidente Carlos Andrés Pérez, a quien Chávez intentó derrocar en 1992, seis años antes de llegar a la presidencia con el voto mayoritario de los venezolanos.
Un segundo militar, el capitán de la guardia nacional Pedro Flores, de 35 años, siguió pocas horas después los pasos del coronel, acusando a Chávez de traición a la patria, de corrupto y de atropellar a la Iglesia Católica y a los medios de comunicación "poniendo en desequilibrio la democracia" en el cuarto exportador mundial de crudo.
Algunos analistas consideran que la actitud de Soto y Flores revela que la crisis política que atraviesa Venezuela posee una vertiente militar inocultable, pese a que el mismo Chávez ha reiterado una y otra vez que la fuerza armada está "reunificada".
Soto, que puede ser dado de baja por sus críticas, se convirtió en una especie de salvador para la atomizada oposición, que hasta ahora no ha logrado calar en la población con un líder que compita con el carismático Chávez. Al respecto, Chávez consideró que la aparición en el escenario político de Soto significa que "no hay una oposición seria, ésta no tiene liderazgo, no tienen proyecto alternativo". Uno de los abogados de Soto dijo que el coronel atenderá hoy una citación que le hizo su comando general.
Chávez también criticó que la oposición haya acudido a protestar el jueves en la noche a las puertas de la residencia presidencial, donde estaban su esposa y su hija de cuatro años. "Una acción bastante cuestionable desde el punto de vista ético", dijo. Las manifestaciones a favor o en contra de Chávez desencadenaron enfrentamientos violentos en las calles de Caracas, Zulia y Carabobo.
La actitud que asuman las fuerzas armadas venezolanas en las próximas horas será definitoria para garantizar la continuidad de Chávez al frente del gobierno o forzará su renuncia, originándose en el país un sombrío futuro político. (Reuters y Ansa)
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