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Necesaria transparencia

La mentira está tan generalizada en nuestra pícara política criolla que se ha llegado a creer que es necesaria para conducir los destinos del país y se ha convenido tácitamente en ello. Se comienza considerando inofensiva esta mentira; insignificante aquella; accidental a otra; aceptando las mentirillas como moneda corriente, y se termina descartando a quienes poseen la noble virtud de la sinceridad -bien llamada "transparencia moral"- para buscar personas con habilidad para mentir y disimular sus verdaderas opiniones, evitando así las consecuencias de tener que profesarlas y sostenerlas abiertamente. Instituciones, sistemas o programas fundados en tales expedientes son necesariamente huecos, frágiles y efímeros. El tiempo pulveriza a las mentiras. La reciente rebelión ciudadana es una prueba más de que una nación no puede ser gobernada por la mentira. La verdad es hoy vital: sin ella caeremos en la anarquía y el caos.

Carlos Alberto Parachú