Año CXXXV
 Nº 49.384
Rosario,
viernes  08 de
febrero de 2002
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El rechazo a la clase política pasó a la acción en Rosario
Los vecinos de barrio Belgrano escracharon a dos concejalas
Gloria Sotelo y su hija Ruth Atkinsson, declaradas personas no gratas. Piden que se vayan

Sergio Roulier / La Capital

Los vecinos de barrio Belgrano escracharon ayer a dos concejalas radicales, Gloria Sotelo y Ruth Atkinsson (madre e hija), frente a la vivienda que comparten ambas. Se movilizaron unas 100 personas que las declararon "personas no gratas" y les pidieron que se vayan de la zona. La gente dijo sentirse no representada por ninguna de las dos y acusaron a la edila mayor de "no hacer nada por el barrio" y de haber incrementado su patrimonio desde que llegó al Concejo. Luego, la legisladora más joven dijo a La Capital que "hay que respetar la opinión de los vecinos y dejarlos que se manifiesten, así como nos deben dejar seguir trabajando".
La marcha arrancó en Provincias Unidas y Mendoza y fue hasta la vivienda de las dos edilas, en Derqui al 7100. Allí les propinaron insultos, gritaron "que se vayan, que se vayan" y dejaron algunas huellas en el frente del inmueble.
Se trató del primer escrache a los concejales. Fue protagonizado por el mismo grupo de vecinos que participó el domingo pasado de una asamblea autoconvocada. En esa ocasión, al edil justicialista Fernando Burgoa lo echaron de la reunión con escupitajos y golpes, y hubo fuertes cruces verbales con Sotelo.
Se notó mucha bronca de los habitantes del lugar, en especial con Sotelo. Norma Carreras, quien vive en la misma cuadra de la concejal, dijo que desde que asumió la edila al cargo "nunca nos ayudó ni apoyó y eso que se crió en el barrio". A lo que Sara Romero, otra vecina, insistió: "No hizo nada por la zona y es hora de que se vaya".
La gente, en su mayoría mujeres y jóvenes, marchó con pancartas, bombos y cacerolas. Algunos arengaban a otros para que se sumen al reclamo y otros cantaban bien fuerte: "que se vayan" o "se va a acabar esa manera de robar".
Las acusaciones a viva voz sobre el aumento del patrimonio de Sotelo desde que fue electa eran coincidentes: "arregló su casa", "compró otras dos viviendas" y "le regaló un Megane Cabriolet a su hija". Y recordaron que antes era una "vendedora de flores en el cementerio".
La casa de las edilas estaba custodiada por 8 policías y 2 patrulleros. Es una vivienda remodelada, con aberturas de roble, vidrios viscelados, vereda nueva y rejas negras. Sobresale en una cuadra de casas humildes, con zanjas y pavimento sin cordón cuneta.
Algunos arrojaron tomates y globos de agua contra el frente, la mayoría los recriminó y todos optaron por irse.
Luego, Atkinsson optó por la cautela y dijo que "los vecinos ahora no quieren escuchar declaraciones de los políticos". Sobre el escrache señaló que "hay que respetarlos y dejarlos que se manifiesten como ellos tienen que respetar nuestro trabajo". Su madre no quiso hablar.
Sotelo llegó al Palacio Vasallo en el 99. La primera medida que tomó fue llamar a un cerrajero para abrir una oficina y quedársela para su despacho. Su hija asumió el año pasado, en lugar de Jorge Boasso, y ambas conformaron el bloque Mirasol.



La policía debió custodiar la casa de Derqui al 7100.
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