| | cartas Los perros y sus dueños
| Con cierto estupor observamos el día viernes por la tarde, un enorme pastor inglés depositaba sus enormes excrementos argentinos en la vereda de Mitre y Pellegrini, mientras consumíamos un café en el bar que se encuentra allí mismo. Obviamente, su dueño, también argentino, miraba para adelante, como si él no tuviera nada que ver, mientras arrastraba de la correa al pobre animal, que ni siquiera tuvo la oportunidad de hacer sus cosas en paz. Y digo pobre animal, dado que él no sabe de baños, inodoros ni papeles higiénicos, ni de bares y veredas prohibidas para el instinto primario. En Buenos Aires se ha iniciado una campaña para evitar esa situación. Señor intendente, ¿no sería hora de que nosotros también nos hiciéramos cargo de "nuestra caca", la que deja "nuestro perro"? No es necesaria tanta sofisticación. Con una simple bolsa de polietileno, con o sin palita, podríamos ahorrarles a los demás las veredas sucias y las plazas intransitables. Ni hablar de los riesgos sanitarios, especialmente para los niños. ¿Qué tal si nos ponemos las pilas, y las bolsas? LC 3958182
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