Efemérides rosarinas

Miguel A. De Marco (h)

De 1967: el carnaval de una ciudad alegre
Con gran éxito de público se iniciaron los corsos del año 1967, en tiempos que, al decir de La Capital "la ciudad vivía la alegría del carnaval". Una bulliciosa multitud asistió al corso municipal de bulevar Seguí, inaugurado por el intendente Luis Beltramo, al concurso de máscaras de la Sociedad Rural y a los bailes organizados por diversos clubes, y vecinales. En dos días el Club Provincial reunió a 31.825 personas; Gimnasia y Esgrima 25.494; Rosario Central 14.700; Unión y Progreso 7.500 y Newell's Old Boys, 6906. Las dos primeras de las instituciones obtuvieron recaudaciones récord a nivel nacional. También se realizaron reuniones en Central Córdoba, Temperley, Náutico, Italiano y Regatas. En ese fin de semana actuaron Paul Anka, Osvaldo Pugliese, Johny Holliday, Walter Gómez y sus Globertrotters, José Feliciano, Rosamel Araya, Altemar Dutra, Chico Novarro, Palito Ortega y Yaco Monti, entre otros.

De 1888: movilización obrera
Tuvo lugar una de las primeras manifestaciones públicas del movimiento obrero en Rosario, cuando 200 empleados del Ferrocarril Central Argentino se movilizaron en reclamo del pago de jornales atrasados.

De 1962: Field destina millones para viviendas
Se entrevistó con el presidente de la Nación, doctor Arturo Frondizi, el vicepresidente de Field Argentina S.A. Frederick Boots, para ratificar el propósito de Newton Rowe Field y sus asociados de los Estados Unidos para destinar 9 millones y medio de dólares para que la empresa iniciara la construcción masiva de viviendas a bajo costo, teniendo como experiencia piloto el proyecto en marcha de la construcción de 2 mil viviendas en el oeste de la ciudad de Rosario.

De 1977: monumento al futbolista
Los señores Sigfrido Sormani, Rubén Vázquez, Sabatino Paletta y Reynaldo Sacuna dieron a conocer un proyecto presentado a las autoridades locales, para la erección en uno de los paseos públicos locales del monumento al futbolista, para ser inaugurados en coincidencia del Mundial de fútbol del año siguiente. La iniciativa, que contaba con el apoyo de distintas instituciones deportivas, consistía en una escultura de un jugador a punto de rematar el balón, sobre un alto pedestal de mármol, en el medio de una amplia explanada rodeada de banderas argentinas.

Los festejos en clubes y en la calle fueron multitudinarios.