Adam Tanner
El premio Nobel alemán Günter Grass inició ayer un debate con el lanzamiento de una novela sobre el sufrimiento de los refugiados alemanes de la Segunda Guerra que huían del ejército ruso en el este. Millones de germanos fueron expulsados de Polonia, Rusia y Checoslovaquia después de la guerra, perdiendo sus hogares y raíces mientras los ciudadanos pagaban el precio por la guerra de Adolf Hitler que dejó 50 millones de muertos en Europa. Su sufrimiento es raramente conmemorado en una nación que todavía trata de superar las sombras de los crímenes nazis. El más reciente libro de Grass, "Crab Walk" (El paso del cangrejo), trata de las penurias que pasaron a bordo del transatlántico alemán Wilhelm Gustloff los miles de refugiados de la cercana Danzig (ahora Gdansk, en Polonia), que fue hundido por un submarino ruso en enero de 1945. Más de 8.000 personas murieron en lo que se llegó a conocer como el "Titanic alemán", un número más de cinco veces mayor que las 1.500 vidas que se perdieron cuando el Titanic se hundió en 1912. Pero aunque el Wilhelm Gustloff es uno de los peores desastres en la historia marítima, su historia es muy poco conocida hasta en Alemania. Las clases de historia han evitado el tema, debido al papel que tuvieron los alemanes de agresores en lugar de víctimas en la guerra. "Con este libro, Günter Grass evita que se olvide la tragedia de millones de personas que sufrieron enormemente con la expulsión desde el este o que perdieron la vida", escribió el ex ministro de Relaciones Exteriores Hans Dietrich Genscher en su columna periodística. "Está escribiendo no para aclarar hechos, sino para que no se olviden los horrores y la aflicción siempre asociados con la guerra", agregó. Unos 9.000 refugiados y soldados heridos abordaron el Wilhelm Gustloff un gélido 30 de enero de 1945, esperando escapar al ejército soviético que se acercaba rápidamente. Pero el barco -que llevaba el nombre de un oficial nazi asesinado y que fue lanzado como el transatlántico más grande del mundo en 1937- fue alcanzado por torpedos rusos esa noche. "Miles de personas inmediatamente fueron presas del pánico", escribió más tarde el sobreviviente Karl Hoffmann. "Trataron de subir afirmándose con las uñas, empujando y abriéndose paso sin misericordia". "Los que cayeron fueron perdidos. Los niños que se deslizaron de los brazos de sus madres murieron aplastados", agregó. (Reuters)
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