Washington. - El Senado de EEUU redobló ayer su arremetida contra el coloso energético caído Enron y anunció que buscará obligar a su ex presidente, Kenneth Lay, a presentarse a declarar sobre las causas que llevaron a la compañía hacia la escandalosa bancarrota que salpica al mundo de los negocios y a la propia Casa Blanca. El testimonio de Lay debía ser el acto principal de apertura de una serie de cuatro días repletos de audiencias sobre el veloz derrumbe de Enron, que pasó de ser una de las acciones mimadas de Wall Street al caso de la mayor quiebra en la historia de EEUU.
Varios senadores del comité de Comercio de la Cámara alta se declararon furiosos por la decisión de Lay de cancelar su testimonio ante el panel parlamentario y anunciaron que emitirán una citación oficial para obligar al empresario a presentarse a declarar.
Lay había anunciado que iba a presentarse voluntariamente ayer ante el comité, pero en la mañana canceló la cita parlamentaria afirmando, a través de sus abogados, que los legisladores ya tienen una "decisión tomada" en su contra.
El empresario, uno de los principales financistas de la campaña electoral del presidente George W. Bush cayó en desgracia en diciembre último, cuando Enron se presentó en bancarrota a causa de una larga serie de maniobras contables irregulares. Desde entonces, Lay dejó de ser considerado un "pionero" del estrecho entorno del presidente y se convirtió en un verdadero "villano" del mundo político estadounidense.
Hablando en diversos programas televisivos periodísticos, varios senadores afirmaron el domingo que Lay y otros funcionarios de la Enron están involucrados en actividades criminales. A través de una serie de complejas operaciones irregulares, los jefes de la compañía habrían establecido sociedades con otras empresas para "inflar" sus ganancias y disimular la debacle financiera.
En diciembre, después de que Lay buscara infructuosamente la ayuda de la Casa Blanca, Enron se presentó en bancarrota y dejó a miles de personas sin empleo y a otras tantas sin los ahorros de pensión con los que pensaban retirarse.
El anuncio de ayer de los senadores del comité de Comercio es solamente otra señal del aislamiento que el mundo político estadounidense está ejerciendo sobre Lay. Numerosísimos legisladores estadounidenses recibieron donaciones de la Enron para sus campañas electorales, mientras que el presidente Bush vio sus arcas proselitistas reforzadas por medio millón de dólares provenientes de empleados o funcionarios de la compañía texana durante su carrera hacia la Casa Blanca.
El presidente de la comisión de Comercio, el demócrata Ernest Hollings, ya anunció incluso que pedirá, además de la pesquisa parlamentaria en marcha, una investigación especial para establecer los lazos entre Enron y la administración Bush. Entre las principales figuras del gabinete presidencial, el ministro de Justicia, John Ashcroft, debió excusarse de investigar el caso por haber recibido él mismo fondos de la Enron para su fallida campaña pre-presidencial.
Cheney, en el ojo de la tormenta
El vicepresidente Dick Cheney está en el ojo de la tormenta, acusado de haber recibido influencias indebidas de parte de funcionarios de la Enron mientras definía, a mediados del año pasado, el plan energético de emergencia de la Casa Blanca. La contraloría del Congreso anunció la semana pasada que reclamará legalmente que Cheney divulgue las minutas de esas reuniones, que el vicepresidente se niega terminantemente a difundir. El ministro de Energía, Spencer Abraham, recibió generosos aportes de la Enron cuando corrió con éxito por una banca en el Senado. Una vez en el gobierno, fue frecuente interlocutor de Lay. Otros ministros a los que Lay consultó con dramática insistencia cuando la compañía marchaba hacia el derrumbe son el secretario del Tesoro, Paul O'Neill, y el de Comercio, Donald Evans.
Los senadores del comité de Comercio votarán hoy si envían la citación para que el presidente de Enron se presente a declarar. Los abogados del fallido empresario afirmaron que "no se puede esperar" que "participe de un procedimiento cuyas conclusiones ya fueron tomadas antes de que el señor Lay haya tenido la oportunidad de ser escuchado". (Ansa)