| | cartas Una corte devaluada
| Jamás nuestra historia registró un caso igual: el de una Corte Suprema de Justicia vilipendiada duramente y con innumerables pedidos de renuncia expresados por multitudes enardecidas frente a tribunales y por todas partes. Es inédito no sólo por lo extendido del reclamo sino por las sólidas razones que lo fundamentan. La conducta amigable y dependiente de la Corte con el poder político genera un descrédito a toda la justicia y legitima la bronca de la ciudadanía que ve pisoteados sus derechos cuando prevalecen "otros" intereses. Los "supremos", con sueldos de 18.000 pesos, reciben a diario un calificativo: corruptos, y los cacerolazos cada vez son más para que se vayan. Por si esto fuera poco cada uno acumula numerosos pedidos de juicio político no resueltos aún. La ligazón con el poder es más que evidente. Buen ejemplo fue el vergonzoso fallo, entre otros, sobre el caso de las armas donde los "amigos Menem, Yoma y compañía quedaron en libertad con la velada amenaza para jueces que investiguen a funcionarios públicos. A todo esto la Corte no se da por enterada, parece vivir en otro mundo o bien escasean dignidad y vergüenza. El ministro de justicia acaba de decir que "la corte es un problema que heredamos". Será mejor solucionar cuanto antes el problema para bien de todos y de la justicia en especial, recordando que "Los pueblos a quienes no se hace justicia se la toman por sí mismos más pronto o más tarde" (Voltaire). Roberto Torres
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