No caben dudas de que el futuro de Argentino depende del acercamiento de inversores que reemplacen, al menos en parte, al grupo empresario que desistió a mitad de camino de seguir al frente del proyecto, dejando al club en situación límite. Los contactos están hechos (Edmmond Addoumie, del club San José, es quien está más cerca de asumir esa responsabilidad) pero aún no hay respuesta. Por eso, los dirigentes buscan la manera de pilotear la situación con aportes individuales, pero el plantel que jugó ante Merlo se puso firme, no entrenó e hizo causa común con los refuerzos de principios de campeonato que ya habían dejado de hacerlo. Es que los futbolistas que aceptaron jugar el sábado, con la promesa de pago dirigencial, sólo recibieron unos pocos pesos tras el partido. Por eso, ayer se reunieron y decidieron no entrenar, ya que les adeudan sueldos desde octubre. "Los jugadores tienen razón y por eso estamos buscando por todos los medios cumplirles, como lo hicieron ellos el sábado. Les estamos muy agradecidos y confiamos en que tengan paciencia porque en las próximas horas seguramente podremos acercarles parte de lo prometido", sentenció el vicepresidente José Parisi. La postura de los futbolistas es entendible. Y como muestra bastan las palabras de Juan Núñez: "Algunos no tenemos ni para darles de comer a nuestros hijos. Por eso no podemos pensar en entrenar. El sábado algunos decidimos jugar por la promesa de tirarnos unos pesos, y otros no lo hicieron pero igual nos apoyaron porque conocen nuestra situación. Esperamos que ahora los directivos puedan cumplir para llegar a un arreglo porque así no podemos seguir". Otra postura similar fue la del goleador Pablo Robisso, quien privilegió "jugar porque no iba a variar tanto la situación. También lo hice porque considero que la gente del club había sido traicionada por quienes gerenciaban el fútbol. Pero si no aparece alguna solución rápida será muy difícil continuar". El tiempo apremia. El sábado Argentino debe visitar a San Miguel y el martes recibir a Español. Y si no hay plata, será difícil convencerlos de que vuelvan a la cancha.
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