Carina Bazzoni
Ya suman unas 10, y están en aumento. Los barrios de Alberdi, Belgrano, Fisherton, Hipotecario, Echesortu, Plaza Bélgica, Jujuy y Moreno, Las cuatro plazas, Gráfico y 7 de Septiembre pusieron en funcionamiento sus asambleas populares. La investigadora y docente de la Universidad Nacional de Rosario, María de los Angeles Yanuzzi, no participó de ninguna, pero las siguió muy de cerca. "Es como que la gente asumió de golpe el poder que tiene su ciudadanía", comenta, aunque no deja de leer con preocupación los incidentes que se produjeron anteayer cuando tres concejales fueron echados, insultos y escupitajos mediante, de un encuentro en Mendoza y Provincias Unidas. De todas formas, esto no la desalienta: "La desconfianza ha ganado todo el espacio público. Pero la gente está dando muestra de una civilidad muy importante, de que le preocupa y le interesa la cuestión política. Ahora, qué puede salir de todo esto es imprevisible. Porque cuando se ha producido este tipo de crisis en otros países ha habido alguien que pudo concentrar el consenso. Acá esto no existe y eso también lo hace más riesgoso", reflexiona. -¿Por qué los órganos legislativos, en este caso el Concejo Municipal, aparecen como los más cuestionados? -Es que hay una cultura autoritaria que nos viene de bastante tiempo, pero además hay una cuestión que tiene que ver con el funcionamiento de las democracias de masas. Los parlamentos son los órganos más democráticos que tiene el Estado porque se representa la mayor cantidad de referentes políticos, pero las decisiones fundamentales se toman en el Ejecutivo y el grueso de las iniciativas legislativas vienen de allí. Entonces, la función de las legislaturas es la de contralor de los actos de gobierno y de recambio para las figuras del Estado. Lo que pasa es que los argentinos tenemos órganos legislativos bastante grandes, que los mismos políticos han denostado, y además la función de contralor no la han cumplido exactamente. En las legislaturas prima la disciplina partidaria, y esta disciplina es la que hace estragos. -¿Si se levanta el corralito, se termina con estas asambleas? -No sé. Hay otros reclamos que exceden el corralito. Hay un reclamo político muy importante que tiene que ver con la representación, con la legitimidad y con la forma de organizar la política que no sé que grado de desarrollo tiene, pero que se encuentra instalado. El primer núcleo de oposición a Menem estaba concentrado en los sectores medios intelectualizados y esto se ha ido desarrollando. La constitución de la Alianza era un reclamo de sectores medios y tenía que ver con querer cambiar, justamente, de modelo. Cuando la sociedad salió a resistir el último estado de sitio aprendió que si tomaba cierto protagonismo podía incidir en las cosas. También tenemos que entender que llegamos a todo esto por haber dejado pasar un montón de situaciones que cada vez se hacen peores. -¿Por ejemplo? -Basta recordar que la ley de privatización fue aprobada con el quórum de un diputado trucho que pudo ingresar a la zona de bancas. Esto no hubiera podido ocurrir en ningún país del mundo, sin embargo pasó y nunca asumimos la gravedad de lo que ocurría. La función de ciudadano requiere una responsabilidad, y esto ahora se asumió de golpe, de una manera dura. Estas asambleas barriales son formas incipientes de organización y si los partidos políticos quieren tener otro tipo de peso en la sociedad van a tener que iniciar un proceso de discusión en serio. -¿Los partidos van a tener que aprender a vérselas con ciudadanos? -Seguramente van a tener que emprender un proceso de depuración y decantamiento. Porque son los que, de alguna manera, han permitido esta situación. No basta con que los concejales digan "yo no robé". Aunque individualmente los que fueron abucheados en las asambleas no lo hayan hecho, tienen que asumir las responsabilidades de sus partidos. Recientemente, el comité provincial del radicalismo ha pedido disculpas. Pero no basta con esto, es lo mismo que si yo voy con el auto por la calle, atropello y mato a una familia y después me llego al velorio y le pido disculpas. No puedo pretender que la gente que está pasando por este trance gracias a la estupidez mía digan qué amable que soy.
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