Líderes globales instaron ayer a naciones ricas a poner fin a sus métodos "egoístas" y ofrecer a los países pobres un mejor camino hacia la prosperidad mientras manifestantes contra la globalización protagonizaban las primeras grandes manifestaciones en el Foro Económico Mundial.
Encerrados en un lujoso hotel de Manhattan detrás de una barricada de acero y pelotones de policías, importantes líderes empresariales y políticos colocaron el enfrentamiento a la pobreza y el alivio de la deuda externa entre los primeros puntos de su agenda.
El hombre más rico del mundo, Bill Gates, se unió al activista y cantante de música pop Bono en un pedido al mundo para impulsar de forma sustancial el financiamiento de los servicios globales de salud.
Horst Köhler, el director gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI) -blanco favorito de los manifestantes- reprendió al mundo industrializado por no abrir sus mercados a las naciones pobres y por proteger poderosos intereses agrícolas.
"Sociedades en los países desarrollados son demasiado egoístas para dejar privilegios necesarios para darles una mejor oportunidad a los pobres", dijo Köhler a un panel sobre las perspectivas económicas globales.
"Si ustedes son realmente serios en cuanto a hacer que la globalización funcione para todos, los países desarrollados tienen que darse cuenta que no pueden hacer las cosas de la forma usual", añadió.
Pero no hubo tal mea culpa del Secretario del Tesoro estadounidense, Paul O'Neill, quien defendió la renuencia de Washington a incrementar sustancialmente la ayuda para el desarrollo extranjero, diciendo que era más productivo ayudar a los países pobres a administrar mejor la asistencia que reciben.
Organizar las fuerzas
"Tener una conversación sobre la velocidad con la que vamos a hacer grandes saltos en los niveles de vida en el mundo, y luego organizar nuestras fuerzas para lograr eso, parece una cosa mucho mejor que lo que yo supongo ha sido el proceso convencional durante largo tiempo, que es colocar un número (para dar más ayuda)", dijo O'Neill.
Esas declaraciones difícilmente calmarán a manifestantes reunidos en las calles de Nueva York, que creen que el orden capitalista global enriquece a una elite gobernante mientras alimenta la pobreza y la desigualdad y daña el medio ambiente.
Con el centro de Manhattan convertido en un amasijo de barreras de acero, miles protestaron a cerca de una cuadra de distancia del lujoso hotel Waldorf-Astoria donde se realiza el Foro.
Acompañados de decenas de agentes en motocicletas, y vigilados desde unos tres helicópteros de la policía, los manifestantes corearon consignas, alzaron sus puños cerrados, y golpearon tambores mientras marchaban bajo el frío y el cielo despejado de Manhattan.