Clarke.- Los amantes del campo, de los animales y del asado a brasas de leña que quieren desenchufarse de los problemas cotidianos, hoy más acorralados que nunca, tienen en esta pequeña localidad santafesina la posibilidad de disfrutar de uno o más días en la ecogranja El Paraíso para estar en pleno contacto con la naturaleza. Declarado de interés turístico provincial, en el establecimiento rural de 100 hectáreas se pueden ordeñar vacas, participar de las tareas de campo y ver como caballos, ovejas, ñandúes, carpinchos, pavos reales, patos, una llama y hasta un guanaco conviven en franca armonía.
"La idea de que aquí funcione una ecogranja surgió hace unos años cuando visitamos otros predios mucho más pequeños que este donde los pobres animales estaban poco menos que hacinados. Gracias a un crédito para microemprendimientos comenzamos a trabajar de a poco en esta idea, aunque la situación de hoy hace muy difícil mantenerla", confesó el ingeniero agrónomo, Germán Forchino, titular de chacra.
Clarke, también conocida como Carrizales, se encuentra a unos 50 kilómetros al noroeste de Rosario y tiene una población de 1.400 habitantes entre el casco urbano y la campiña. Se llega a esta localidad a través de la ruta provincial Nº 10, y se accede a esta vía por la ruta 11 o la autopista Rosario-Santa Fe. Si se utiliza esta última, se debe salir a la altura de La Ribera y tomar hacia Serodino (oeste) por la ruta 10.
Un quincho para 80 personas, sanitarios con duchas con agua caliente, juegos para niños, canchas de fútbol y vóley, una piscina familiar y lugar para acampar más de 20 carpas son algunos de los servicios que brinda El Paraíso. "Nos visitan escuelas, colonias de vacaciones y clubes de Rosario y toda su zona de influencia durante todo el año. En época escolar tenemos varios profesionales -maestras jardineras y profesores de educación física- que se encargan de entretener a los chicos y dan charlas acerca de las características y costumbres de los animales", explicó Forchino.
"Los fines de semana vienen familias enteras a pasar el día. Juegan al fútbol o al vóley y se comen un asadito. Si me lo piden con tiempo, los esperamos con un lechón, cordero o asado a la estaca, porque no todos los días se pueden comer esos manjares", acotó el productor rural.
Forchino contó que "hace más de 120 años mi bisabuelo llegó de Italia para radicarse en esta zona, donde compró unas 4.000 hectáreas, las que posteriormente fueron repartidas entre 11 hijos. Luego heredaron los nietos y, finalmente, los bisnietos, los que fueron vendiendo sus partes hasta que sólo quedamos mi primo Juan Carlos y yo".
N.P.
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Los animales hacen las delicias de los más chicos. |  | Ampliar Foto |  | |
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La Ciudad
