Seis hombres fueron detenidos bajo la acusación de integrar la la banda que el 11 de enero pasado asaltó el club Atlético Provincial y se llevó una caja fuerte con 18 mil pesos. Según indicó una fuente de la Jefatura, dos de los sospechosos apresados son vigiladores privados que custodiaban la entidad y otras dos personas (un hombre y una mujer), ya identificados, permanecen prófugos. Durante los procedimientos que llevaron a los arrestos, los agentes de la Brigada de Investigaciones secuestraron tres motos que habrían sido adquiridas con parte del botín y un auto en el cual la banda se habría movilizado el día del hecho.
Los presuntos autores del atraco fueron arrestados ayer por agentes de la Brigada de Investigaciones y de la sección Seguridad Personal. Según indicó un vocero de la pesquisa, en uno de los operativos, concretado en una vivienda ubicada en Estado de Israel 3038, fue apresado Sebastián Ariel Spinelli, de 22 años, custodio de la empresa de seguridad Futuro, que prestaba servicio en el club Provincial. En la casa allanada, los agentes incautaron una moto Kawasaki de 125 cc, patente AYP109, que presuntamente el vigilador "había comprado con el dinero robado".
Después, los efectivos llegaron a una casa de Vera Mujíca 5554 donde arrestaron a Pablo Damián Sánchez, de 21 años, y a su hermanastro Juan Andrés Cabrera, de 22. En el inmueble, según indicó el portavoz, los agentes secuestraron cuatro "gorras" identificatorias de la misma agencia de seguridad Futuro, una moto Honda CBR600, dos tarjetas de crédito American Express a nombre de terceras personas y cartuchos de diferentes calibres.
Más tarde los policías se presentaron en una vivienda de pasaje Las Flores 3608, donde detuvieron a Gerardo Sebastián Cuevas, de 24 años. Según la fuente, el muchacho registra varios antecedentes penales y sería uno más delos integrantes de la banda. En el procedimiento, los uniformados secuestraron una moto Kawasaki de 150 cc, patente BMN879, que también "fue adquirida con parte del botín", según comentó la fuente consultada.
También en un allanamiento realizado en pasaje 1738 al 2300, en la zona oeste de la ciudad, fue arrestado un ex vigilador privado, J. A. B., de 30 años, a quien le imputan ser el líder de la gavilla y "haber planeado el atraco". "Con el dinero sustraído este hombre compró un televisor y materiales para la construcción de una vivienda", explicó el vocero.
Además, en poder de J. A. B. los policías hallaron un Renault 19, patente SHM454, que fue utilizado por la banda la noche que perpetró el robo.
En tanto, en otro allanamiento concretado antenoche en la misma sede del Club Provincial fue apresado el vigilador Alejandro Darío Vallejos, de 24 años, mientras "estaba apostado y cubriendo servicios" en uno de los ingresos de la entidad. Este vigilador, según la denuncia del hecho, "habría sido quien entregó el robo ya que se encontraba de servicio en el momento en que la banda cayó al lugar", relató un vocero.
Redujeron a un sereno
El asalto al club ubicado en 27 de Febrero al 2600 se produjo la madrugada del viernes 11 de enero cuando un grupo de seis hombres ingresaron y redujeron a un sereno de la institución y al vigilador privado que lo acompañaba en ese momento. Después, los maleantes fueron hasta una garita donde se apoderaron de las llaves que abrían la oficina donde estaba la caja fuerte de unos 500 kilos de peso.
Luego cargaron la pesada caja en una carretilla y la trasladaron hasta la parte trasera del club, en una salida que la entidad tiene frente al hipódromo del Parque de la Independencia. Allí abrieron un portón por donde habitualmente ingresan los proveedores y entraron una vieja camioneta Chevrolet de color verde en la que subieron la caja de seguridad y escaparon sin dejar rastros.
Nueve días después, la caja apareció tirada en un cañaveral aledaño a un camino rural y a pocos kilómetros del límite de Rosario con la localidad de Soldini.
Uno de los laterales de la caja estaba totalmente desmontado y en su interior no había rastros de los 18 mil pesos en efectivo y valores robados por los delincuentes. Sólo quedaban algunos papeles de la institución y un manojo de llaves.
Desde entonces, los investigadores del caso tenían dos certezas. La primera es que había actuado una banda numerosa ya que el peso de la caja obligaba al trabajo de al menos cinco hombres para cargarla. La otra seguridad que tenían es que alguien de adentro del club o que conociera con detalles los movimientos internos y la distribución de las distintas oficinas había aportado los datos o participado del robo ya que, el día del hecho, la banda se movió con total naturalidad y presición.
La Ciudad
