Año CXXXV
 Nº 49.378
Rosario,
sábado  02 de
febrero de 2002
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La tensión entre la población y algunos políticos sumó un nuevo escándalo
Usandizaga se trenzó a golpes con un joven que lo agredió verbalmente
El senador radical por Santa Fe se encontraba en una estación de servicio cuando un hombre lo insultó

Walter Palena / La Capital

El senador radical Horacio Usandizaga y un joven se trenzaron a golpes de puño en una estación de servicio del macrocentro rosarino cuando el político se encontraba cargando combustible a su automóvil y fue insultado duramente por un hombre que pasaba en bicicleta. La riña ocurrió el lunes, cerca de las 19, pero recién transcendió ayer a través del testimonio que brindó uno de los empleados del establecimiento, de nombre Ariel.
Todo transcurría con normalidad en la tórrida tarde rosarina. Los empleados de la estación de servicio, ubicada en Entre Ríos y 3 de Febrero, se encontraban tomando mate y comiendo galletitas cuando un automóvil estacionó al lado de uno de los surtidores. Vestido con remera sport y bermudas, Usandizaga bajó del vehículo y ordenó cargar combustible. En ese momento pasó por el lugar un joven en bicicleta, quien reconoció al popular Vasco y le propinó una catarata de anatemas por su condición de político.
"Le comenzó a gritar que era un delincuente, un ladrón que se había llevado la plata de Rosario", comentó Ariel a La Capital, todavía sorprendido por las reacciones de ambos.

Golpe a golpe
Ante las duras acusaciones del joven, Usandizaga no se quedó atrás y respondió los insultos. Fue entonces cuando el hombre paró abruptamente su marcha, dejó la bicicleta tirada en medio del playón y fue al encuentro del legislador. En medio del forcejeo, ambos cayeron al piso y rodaron hasta la vereda de la calle Entre Ríos.
"Los dos se pegaron de lo lindo", graficó Ariel, quien dijo que la trifulca no duró más de cinco minutos. Durante ese tiempo, entre piña y piña, se fueron acercando varios curiosos y ninguno atinó a calmarlos. "Yo no podía hacer nada porque estaba atendiendo a otro cliente, pero apenas terminé fui a separarlos", completó el testigo.
Según el comentario del empleado, lo más llamativo fue la reacción de la platea callejera: no sólo se preocuparon por no abortar la pelea, sino que varios de los presentes alentaban al pupilo ignoto. Los autos que pasaban se adherían al ciclista tocando bocina y hasta una mujer batía a golpes una cacerola mientras los improvisados pugilistas se repartían jabs y crosses. "Fue una pelea pareja", añadió entre risas otro testigo del combate.
El joven, de unos 25 años, fue llevado a un bar de la esquina por unos parroquianos, quienes lo tranquilizaron. Usandizaga pagó su cuenta con tarjeta de crédito, saludó y siguió viaje. Minutos después, el hombre recogió su bicicleta del playón y continuó su camino. El hecho no fue denunciado en ninguna seccional policial.

Antecedentes
El del lunes no fue el único episodio que involucra a Usandizaga y se inscribe en la fuerte condena social que pesa sobre la mayoría de los políticos, a quien la ciudadanía culpa de los males que está padeciendo.
Días atrás, Usandizaga habría sido blanco de insultos mientras cenaba en una conocida parrilla rosarina y tuvo que retirarse junto a sus comensales.
El año pasado, el Vasco también sufrió un escrache en un supermercado mientras transitaba una góndola de productos lácteos: una mujer lo reconoció y le recriminó sus repetidas ausencias en el Senado cuando se trataban leyes claves para el futuro del país. En aquel momento la Cámara baja, tras intensos debates, le había otorgado los superpoderes que requería el ex ministro de Economía, Domingo Cavallo, y Usandizaga estaba disfrutando de sus vacaciones en San Sebastián (País Vasco), la tierra de sus ancestros.
"Yo no sabía que era un momento clave. Además, es usual que los legisladores nos tomemos unos días de vacaciones en coincidencia con el receso escolar", declaraba el Vasco en agosto del 2001 ante la gente que lo iba rodeando. Pasaron los meses, se fue Cavallo y renunciaron dos presidentes, llegó el corralito financiero y la censura, tal vez indiscriminada, hacia todos los que llevan el traje de políticos.



La estación de servicio donde se desarrollo la pelea.
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