Año CXXXV
 Nº 49.378
Rosario,
sábado  02 de
febrero de 2002
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Copa Ciudad de Avellanda
Independiente ganó de nuevo el clásico amistoso. Racing terminó con 8

Independiente demostró ser el capo en los clásicos en los torneos de verano del 2002. Como ocurriera hace una semana en Salta (venció 1 a 0), el equipo de Clausen goleó anoche a Racing en Mar del Plata por tres a cero y de esta manera se quedó con la Copa Ciudad de Avellaneda. Los goles del rojo fueron convertidos por Vuoso en dos oportunidades desde los doce pasos y Pablo Guiñazú.
El rasgo distintivo de los primeros cuarenta y cinco minutos fue la falta de ideas de ambos equipos. Y a pesar de que Racing edificó las jugadas de mayor riesgo, siempre dio la impresión de faltarle el último toque para evidenciar en la red lo que producía en el juego. Ni siquiera la tempranera expulsión de Adrián Bastía por una infracción a León Bustos logró apartarlo de su actitud más ambiciosa que su rival.
Una muestra de esta realidad saltó a escena cuando sobre a los 32' el Chanchi Estévez desairó a la defensa roja y su remate se estrelló en el travesaño. En esa jugada, nacida desde la espontaneidad del delantero, el equipo de Merlo dejó en claro que no debió irse perdiendo a los vestuarios.
La propuesta de Independiente fue más recortada. Sólo se sustentó en la movilidad que por momentos supo imprimirle el Cholo Guiñazú y con esa fórmula llegó a la apertura del marcador tras un confuso penal, que Vuoso canjeó por gol.
En el complemento el rojo selló la historia de la misma manera que había cerrado el primer tiempo. Después de un terrible codazo de Estévez -se fue expulsado luego- a León Bustos dentro del área, Angel Sánchez cobró penal y nuevamente Vuoso se encargó de sacudir la red de Campagnuolo.
Con el resultado a favor, el equipo de Clausen se acomodó gustoso a su rol de contragolpeador y supo sacarle provecho a la desesperación académica. Por eso lo que vino en los últimos tramos fue una marea roja con floreo incluido, y descontrol racinguista con tres hombres menos porque Maciel le entró duro a Guiñazú y encima sin ideas para dar vuelta el resultado.
Apenas un cabezazo de Ubeda que se fue rozando el palo y otra apilada individual de Milito intentaron achicar las diferencias. Pero demasiado poco para una noche en que Independiente fue rápido para los mandados y demostró ser otra vez el capo en los torneos de verano dibujando una goleada con el tercero de Guiñazú.



El mellizo Gustavo y Galván se dispután la pelota.
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