Año CXXXV
 Nº 49.376
Rosario,
jueves  31 de
enero de 2002
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River venció a Boca en Córdoba

Por fin River se dio el gran gustazo. Con una actuación que por momentos envasó a un partido sin equivalencias, el equipo de Ramón Díaz le ganó 1 a 0 a Boca y se quedó con el bueno de los clásicos veraniegos.
El tiempo de River en estos cuarenta y cinco minutos coincidió con el lapso en que la lucidez de Ortega estuvo a pleno. El Burrito fue uno de los pocos desobedientes que intentó sacar de escena la mediocridad y no sólo usó la gambeta como vía de desequilibrio, sino que desacomodó cuando se lo propuso a toda la defensa xeneize.
Boca sólo cumplió su turno con el entusiasmo de aquel que quiere salvar su parte enturbiando la del otro. Y recién logró nivelar el trámite cuando Delgado acompañó al inquieto Carreño y Battaglia empezó recortarle la salida a Zapata. El equipo de Tabárez produjo muy poco, sólo se fue en insinuaciones. Pero por el camino de la simplificación River construyó la jugada del gol del pibe Cavenaghi en el último minuto del primer tiempo. D'Alessandro comandó magistralmente por primera vez un contraataque, abrió juego para Zapata, este envió el centro y Cavenaghi le ganó en el anticipo a Abbondancieri.
En el complemento se preveía que Boca iba a dejar su postura pasiva. Pero ausente Riquelme -muy bien marcado por Pereyra y después por el chico De Michelis- las posibilidades del equipo del uruguayo Tabárez quedaron reducidas a los intentos aislados de Delgado y a las esporádicas apariciones de Carreño mientras estuvo en la cancha.
La presunción de que el partido se quedaría en poder de los millonarios tenía su certificación cada vez que Ortega entraba en contacto con la pelota y desairaba a Crosa y compañía. Lo del Burrito fue verdaderamente fantástico, se cargó toda la responsabilidad de la generación al hombro y mostró el manual de los distintos.
Los últimos instantes transitaron entre la incapacidad de Boca para dar vuelta la historia, y el ánimo de River por vengar la vergonzosa derrota del sábado pasado. Si bien el equipo de Ramón no logró plasmar un resultado tan abultado como su rival hace cuatro días, en el partido de anoche igualmente demostró que con el orgullo herido también puede hacer arrodillar a Boca.



Pérez quiere llevársela ante la marca de Franco.
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